El regalo de la bondad


Había una vez en un pequeño pueblo, un niño llamado Lucas, quien creía que el amor de Dios se manifestaba a través de las acciones bondadosas de las personas.

Un día, Lucas presenció cómo un anciano ayudaba a una anciana a cruzar la calle, cómo un vecino ayudaba a otro a arreglar su tejado, y cómo un grupo de niños recogía la basura del parque.

Impresionado por estas muestras de amor, Lucas decidió buscar maneras de brindar su propia bondad al mundo. A partir de ese día, se esforzó por ayudar a los demás en su comunidad, ya sea compartiendo su merienda con un compañero de escuela o ayudando a su abuelita con las compras.

Su bondad no pasó desapercibida, y pronto, otros en el pueblo se unieron a él en sus esfuerzos por hacer del mundo un lugar más amable. Como resultado, la comunidad se unió en un espíritu de colaboración y amor.

El simple gesto de bondad de un niño había desencadenado una cascada de amor y solidaridad, demostrando que, de hecho, el amor de Dios se manifestaba a través de las acciones de las personas.

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