El regalo de la estrella de fuego



En un pequeño pueblo rodeado de montañas y bosques, vivía una niña llamada Lila. Lila era conocida por su curiosidad y su amor por las estrellas. Cada noche, se sentaba en su ventana y observaba el cielo, soñando con tocar una de ellas algún día.

Una noche, mientras miraba el cielo estrellado, Lila vio algo brillante que descendía. Era una estrella que caía del cielo y aterrizaba cerca de su casa. Sin dudarlo, salió corriendo hacia el lugar. Al llegar, se encontró con una estrella brillante que chisporroteaba y emitía un suave brillo dorado.

"Hola, pequeña soñadora", dijo la estrella, que tenía una voz melodiosa.

"¡Hola! ¿Eres una estrella de verdad?", preguntó Lila, con los ojos llenos de asombro.

"Sí, pero he perdido mi hogar en el cielo y necesito ayuda para volver. A cambio, te prometo un regalo maravilloso", respondió la estrella.

Lila no podía creer lo que estaba escuchando. Una estrella, dispuesta a regalarle algo a cambio de su ayuda.

"¿Qué necesitas que haga?", preguntó Lila emocionada.

"Necesito que enciendas una fogata esta noche bajo el gran roble. Las llamas brillantes me guiarán de regreso a casa", explicó la estrella, danzando en el aire.

Lila corrió a su casa, buscó leña y encendió una fogata bajo el gran roble. Las llamas comenzaron a danzar, iluminando todo a su alrededor.

"¡Lila, lo estás haciendo genial!", animó la estrella mientras empezaba a alzarse en el aire.

"Pero, ¿cuál es el regalo que me darás?", preguntó, un poco preocupada porque aún no lo había recibido.

"Te prometo que, cada vez que mires al cielo y veas una estrella brillante, recordarás que tus sueños pueden hacerse realidad si tienes fe y coraje", dijo la estrella mientras su luz brillaba intensamente.

Justo en ese momento, Lila sintió una calidez en su corazón. ¡El verdadero regalo era el ánimo para seguir persiguiendo sus ilusiones! La estrella se elevó rápidamente hacia el cielo, dejando un rastro de luz dorada.

Al día siguiente, en su escuela, Lila compartió la historia de la estrella con sus amigos. Aunque algunos no le creían, otros la escuchaban atentos. Una de sus amigas, Sofía, la animó a nunca dejar de soñar.

"Si vos ves lo que yo vi, cualquier cosa puede pasar", afirmó Lila, convencida de que todos deberían ver las estrellas como ella.

Poco a poco, el pueblo se llenó de gente que miraba al cielo en busca de estrellas fugaces, y Lila se convirtió en una inspiración para muchos.

Con el tiempo, Lila decidió organizar una noche de observación de estrellas. Invitó a todos a compartir sus sueños bajo el cielo estrellado. Todos llevaron sus mantas y se sentaron juntos, mirando hacia arriba.

"Cada estrella representa un sueño", explicó Lila. "Si vemos una estrellita brillante, es un recordatorio de que todo es posible si lo deseamos con fuerza".

Esa noche, cuando el cielo se iluminó con una lluvia de estrellas, Lila sonrió al recordar la estrella de fuego que la había inspirado. Cada deseo compartido por sus amigos se convirtió en una promesa de que algún día podrían llegar a ser realidad.

Así, Lila aprendió que el verdadero regalo de la estrella no era algo material, sino el poder de los sueños y la valentía de perseguirlos. Y desde entonces, cada vez que alguien en el pueblo veía una estrella brillante, recordaban el mensaje de Lila: "Sueñen en grande, ¡porque los sueños pueden volar tan alto como las estrellas!"

FIN.

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