El Regalo de la Granja
Había una vez dos amigos llamados Mario y Sandra. Ambos eran muy curiosos y siempre estaban buscando nuevas aventuras para aprender cosas nuevas. Un día, decidieron visitar una granja para conocer el proceso de ordeñe de las vacas.
Llegaron a la granja en un hermoso día soleado y fueron recibidos por el dueño, Don Pedro, quien les explicó que iban a tener la oportunidad de ayudar en el ordeñe de las vacas.
Mario y Sandra se emocionaron mucho al escuchar esto. Nunca antes habían estado tan cerca de una vaca, así que estaban ansiosos por comenzar. Don Pedro los llevó hacia el corral donde estaban las vacas.
Había muchas vacas marrones y blancas allí, todas ellas con ojos grandes y amigables. "¡Wow! ¡Son tan grandes!", exclamó Mario impresionado. "Sí, son enormes", respondió Sandra fascinada.
Don Pedro les explicó que antes de empezar a ordeñar a las vacas debían asegurarse de que se sintieran cómodas y tranquilas. Les enseñó cómo acercarse lentamente a ellas sin asustarlas ni hacerles daño. Después de un rato, Mario y Sandra aprendieron cómo acariciar suavemente a las vacas mientras les daban palabras amables para calmarlas.
Las vacas parecían disfrutar del contacto humano y pronto confiaron en ellos completamente. Una vez que las vacas se sintieron cómodas, Don Pedro les mostró cómo preparar todo lo necesario para el ordeñe.
Explicó que era importante lavarse bien las manos antes de comenzar para mantener la higiene. Mario y Sandra siguieron todas las instrucciones cuidadosamente. Se pusieron los delantales y se lavaron las manos con agua y jabón. "Ahora estamos listos para empezar", dijo Mario emocionado.
Don Pedro les mostró cómo colocar el cubo debajo de la ubre de la vaca y comenzar a ordeñar suavemente. Les explicó que no debían apretar demasiado fuerte, ya que eso podría lastimar a la vaca.
Mario y Sandra prestaron mucha atención a lo que les decía Don Pedro. Poco a poco, comenzaron a ordeñar las vacas por sí mismos. Se sentían orgullosos de estar ayudando en este proceso tan importante.
Después de un rato, Don Pedro revisó el trabajo de Mario y Sandra y quedó impresionado con su habilidad para ordeñar las vacas correctamente. "¡Lo están haciendo muy bien! Son unos verdaderos expertos en el ordeñe", exclamó Don Pedro sonriendo. Mario y Sandra se sintieron felices al escuchar esto.
Habían aprendido mucho sobre las vacas y estaban contentos de haber podido ayudar en la granja. Al finalizar su visita, Don Pedro les obsequió una botella de leche fresca recién ordeñada como muestra de gratitud por su ayuda.
Mario y Sandra aceptaron con alegría, sabiendo que habían ganado un regalo especial por todo su esfuerzo. Y así, Mario y Sandra regresaron a casa con una experiencia inolvidable en la granja.
Aprendieron sobre el cuidado de las vacas, la importancia del respeto hacia los animales y cómo el trabajo en equipo puede lograr grandes cosas. Desde aquel día, Mario y Sandra siempre recordaron su visita a la granja como una aventura llena de aprendizaje y amistad.
Y cada vez que tomaban un vaso de leche fresca, recordaban con cariño a las vacas y al amable Don Pedro.
FIN.