El regalo de la Navidad


Pam y su padre estaban emocionados porque la Navidad estaba a punto de llegar.

Las calles se habían llenado de luces y decoraciones navideñas, pero lo que más les entusiasmaba era la posibilidad de que Santa Claus les dejara regalos debajo del árbol.

Un día, mientras jugaban en la nieve, Pam le preguntó a su padre: "¿Crees que este año Santa Claus me traerá el regalo que tanto quiero?"Su padre sonrió y respondió: "Si te has portado tan bien como dices, seguro que sí. Pero recuerda, lo más importante es disfrutar de la Navidad sin importar los regalos". Pam asintió con entusiasmo y decidió escribir una carta a Santa Claus expresando sus deseos.

En ella, Pam no solo pidió el regalo especial que quería sino también deseó felicidad para todos los niños del mundo. Los días pasaron rápidamente y llegó por fin la víspera de Navidad.

Pam y su padre decoraron el árbol con luces brillantes y adornos coloridos. Luego prepararon unas galletas junto con un vaso de leche para dejarle a Santa Claus como muestra de agradecimiento. Cuando todo estuvo listo, Pam fue a acostarse emocionado por lo que encontraría al despertar.

Sin embargo, durante la noche cayó una fuerte tormenta de nieve que cubrió todo el pueblo. Al amanecer, Pam corrió hacia el árbol esperando ver montones de regalos bajo él.

Pero para su sorpresa, no había nada más que una pequeña nota junto a las migajas de las galletas. Decía: "Querido Pam, este año la tormenta de nieve hizo que los renos no pudieran volar. Lamentablemente, no pude traerte tus regalos.

Pero recuerda que la verdadera magia de la Navidad está en el amor y la compañía de tus seres queridos". Pam se sintió triste por un momento, pero luego recordó las palabras de su padre.

Decidió disfrutar del día junto a él, construyendo un muñeco de nieve gigante en el jardín. Mientras trabajaban en su creación, escucharon unos ruidos extraños provenientes del bosque cercano. Curiosos, se acercaron y encontraron a Santa Claus luchando para liberar a sus renos atrapados en la nieve.

Sin pensarlo dos veces, Pam y su padre corrieron hacia ellos y comenzaron a ayudarlos con todas sus fuerzas. Juntos lograron liberar a los renos y hacerlos volar nuevamente.

Santa Claus estaba muy agradecido por la ayuda recibida y les dijo: "Gracias por salvarme. Como muestra de gratitud, quiero que ambos escojan cualquier regalo que deseen". Pam miró a su padre con una sonrisa y le dijo: "Lo único que quiero es ver feliz a mi papá".

Su padre se emocionó al escuchar esas palabras tan llenas de amor. Desde ese día, Pam comprendió que lo más importante no eran los regalos materiales sino el amor y la felicidad compartida entre las personas queridas.

Aprendió que incluso cuando las cosas no salen como uno espera, siempre hay algo hermoso esperando al final del camino.

Y así, Pam y su padre continuaron celebrando la Navidad cada año, disfrutando de la magia que se escondía en cada pequeño detalle y recordando siempre que el verdadero regalo estaba en el amor y la unión familiar.

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