El regalo de la Navidad
Era una hermosa mañana de diciembre en el pueblo de La Esperanza. Todo el mundo se preparaba para la llegada de la Navidad. Las calles estaban decoradas con luces brillantes y los aromas de galletas y chocolate caliente llenaban el aire. En una casa pequeña, vivían los hermanos Lucas y Valentina, quienes esperaban con ansias la llegada de su papá, que volvían de un viaje de trabajo.
"¿Creés que va a estar a tiempo para la cena de Nochebuena?" - preguntó Lucas con una mezcla de esperanza y ansiedad.
"¡Por supuesto! No se va a perder nuestra cena familiar. ¡Es su tradición!" - respondió Valentina, mientras colgaba una estrella dorada en el árbol de Navidad.
Los niños habían estado planeando esa noche especial. Hicieron tarjetas, prepararon galletas y decoraron la casa, esperando que su papá llegara a tiempo.
En un rincón del pueblo, la fábrica de juguetes estaba en pleno funcionamiento. Todos los elfos estaban ocupados haciendo los últimos juguetes para la Navidad. Pero había un pequeño elfo llamado Lúmino que se sentía triste.
"¿Por qué estás tan bajoneado, Lúmino?" - le preguntó su amigo Tito, el reno.
"Es que siento que no estoy aportando lo suficiente. Todos mis amigos están haciendo juguetes y yo solo he hecho un par de muñecos" - suspiró Lúmino.
Tito pensó un momento y dijo:
"Quizás, en lugar de hacer tantos juguetes, podrías hacer algo que haga feliz a los demás, como un regalo muy especial".
"¿Un regalo especial?" - se iluminó Lúmino. "Pero no tengo mucho tiempo. La Navidad está cerca".
Así que, en lugar de seguir haciendo más juguetes, Lúmino se propuso hacer un regalo que uniera a las familias. Pasó todo el día buscando materiales y, finalmente, decidió crear una caja mágica que contenía la esencia de la Navidad: amor, risas y buenos momentos.
Mientras tanto, en la casa de Lucas y Valentina, el tiempo seguía pasando y su padre aún no aparecía. La angustia de los niños crecía con cada minuto. Finalmente, Valentina tuvo una idea:
"¿Y si hacemos una cena especial y lo esperamos con una sorpresa?" - sugirió entusiasmada.
"Sí, ¡hagámoslo!" - respondió Lucas.
Los hermanos se organizaron rápidamente. Prepararon platos especiales y decoraron la mesa con mucho cariño. Cuando terminó todo, miraron por la ventana esperando ansiosamente la llegada de su papá.
Ya era de noche, y las luces navideñas brillaban intensamente. De repente, un sonido de cascabeles llenó el aire. Lucas y Valentina corrieron hacia la puerta al escuchar un golpe suave. Allí estaba su papá con una gran sonrisa:
"¡Sorpresa!" - exclamó, sosteniendo una caja envuelta en papel brillante.
"¡Papá!" - gritaron los niños al abrazarlo. "Te extrañamos tanto. ¡Preparamos una cena especial!" - explicó Valentina.
Al abrir la caja, Lúmino apareció en el pueblo con su regalo especial, el cual había llegado justo a tiempo. Era una caja que contenía recuerdos y palabras mágicas que los hacían sentir felices. Entonces, Lúmino, al ver la alegría en los rostros de los niños y su papá, entendió que había logrado su objetivo.
Juntos, compartieron risas, historias y llenaron el aire con amor. La magia de la Navidad había hecho su trabajo, uniendo a la familia de Lucas y Valentina con la de Lúmino y Tito.
Desde ese día, cada Navidad, la familia se sentaba juntos, recordando esa noche especial y creando nuevos recuerdos con amor. Lúmino también visitaba a los niños, traía nuevas sorpresas y juntos celebraban la verdadera esencia de la Navidad: estar juntos, compartir y crear momentos que duraran para siempre.
FIN.