El regalo de la unión familiar
Había una vez una familia muy especial que estaba emocionada por celebrar la Navidad. En esa familia había un papá llamado Juan, una mamá llamada Laura y dos hijos, Martín y Sofía.
El día antes de Navidad, la familia decidió decorar el árbol juntos. Mientras colocaban las luces y los adornos, Martín encontró una pequeña caja debajo del árbol. Al abrirla, descubrió un mensaje misterioso que decía: "¡Sigan las pistas para encontrar su regalo de Navidad!".
La familia se emocionó mucho y decidieron seguir las pistas para descubrir el regalo. La primera pista les llevó a la cocina donde encontraron un dibujo de un muñeco de nieve con una flecha apuntando hacia afuera.
- ¡Vamos al jardín! - exclamó Martín emocionado. En el jardín encontraron la segunda pista escondida en un muñeco de nieve real. Decía: "Busquen bajo el banco del parque más cercano".
Entonces todos corrieron hacia el parque más cercano y buscaron debajo del banco hasta que Sofía encontró la siguiente pista. - ¡Aquí está! Dice que vayamos al lugar donde comemos helados en verano - dijo Sofía con entusiasmo.
La siguiente pista les llevó a la heladería favorita de la familia. Cuando llegaron allí, vieron otro dibujo con forma de cucurucho de helado que indicaba: "Vayan al lugar donde aprenden cosas nuevas". - ¡A la biblioteca! - gritó Laura emocionada.
Cuando llegaron a la biblioteca, encontraron una pista escondida en un libro sobre el Polo Norte. Decía: "Sigan las huellas hasta llegar al lugar donde jugamos cuando hace mucho calor". - ¡La pileta! - exclamó Martín emocionado.
En la pileta, encontraron otra pista debajo de una silla de playa. Decía: "Vayan al lugar donde siempre nos reímos juntos". - ¡Nuestra casa! - dijo Sofía con alegría. Cuando regresaron a su casa, encontraron la última pista en la puerta principal.
Decía: "Su regalo de Navidad está escondido detrás del sillón más grande de la sala". Todos corrieron hacia el sillón y lo movieron expectantes. Detrás del sillón había un gran paquete envuelto en papel brillante y colorido. - ¡Es nuestro regalo! - gritó Juan emocionado.
Abrieron el paquete con cuidado y descubrieron que era una caja llena de juegos de mesa para disfrutar en familia durante las vacaciones. - ¡Es perfecto! Podremos pasar tiempo juntos jugando y divirtiéndonos - exclamó Laura felizmente.
Desde ese día, cada vez que jugaban a los juegos de mesa recordaban aquella emocionante búsqueda del regalo navideño. Aprendieron que lo más importante no era el regalo en sí mismo, sino el tiempo que pasaban juntos como familia.
Y así, esta familia comprendió que la verdadera magia de la Navidad se encuentra en compartir momentos especiales con aquellos que amamos. Desde entonces, cada año celebraban la Navidad recordando esa aventura memorable y creando nuevos recuerdos felices juntos.
FIN.