El regalo de Lola



En un hermoso pueblo llamado Frutalandia, vivía una niña llamada Lola. A Lola le encantaba jugar al aire libre y correr por los campos llenos de frutas y verduras.

Un día, mientras jugaba en el jardín de su abuela, Lola vio a lo lejos a un grupo de niños comiendo golosinas y galletas.

Se acercaron a ella y le dijeron:- ¡Lola, ¿por qué no vienes con nosotros? Tenemos muchas golosinas deliciosas para compartir! Lola sonrió amablemente y les dijo:- Gracias chicos, pero hoy voy a comer algo más saludable. Mi abuela preparó una ensalada de frutas riquísima que quiero disfrutar. Los niños hicieron muecas y se alejaron murmurando entre ellos.

Pero Lola estaba feliz con su elección. Se sentó en la mesa del jardín y comenzó a saborear cada trozo de fruta fresca que tenía en su plato. De repente, un duende travieso apareció frente a ella.

Se presentó como Duvelín, el guardián de la comida chatarra en Frutalandia. - ¡Hola Lola! Veo que prefieres las frutas antes que mis dulces tentaciones. Pero déjame decirte que la comida chatarra es mucho más divertida y sabrosa.

¿Por qué no pruebas solo una galletita? Lola miró fijamente a Duvelín y respondió con firmeza:- Gracias por la oferta, pero sé que comer sano es importante para mi cuerpo y mi mente. Además, las frutas me dan energía para jugar y divertirme todo el día.

Duvelín hizo puchero e intentó convencer a Lola de diferentes maneras, pero ella se mantuvo firme en su decisión. De repente, un hada luminosa descendió del cielo. Era Flora, el hada protectora de las frutas y verduras en Frutalandia.

- ¡Bravo Lola! -dijo Flora con una sonrisa radiante-. Es maravilloso ver cómo cuidas tu cuerpo eligiendo alimentos saludables. Como recompensa por tu buena elección, te traigo un regalo especial.

Flora agitó su varita mágica y ante los ojos asombrados de Lola apareció un arcoíris lleno de frutas brillantes: manzanas rojas como rubíes, peras jugosas como esmeraldas, uvas moradas como amatistas... Lola quedó maravillada por el espectáculo tan colorido frente a ella.

- Estas son las joyas naturales que te ayudarán a crecer fuerte y feliz -dijo Flora-. Sigue así cuidando tu alimentación y siempre tendrás energía para hacer todo lo que te propongas.

Desde ese día en adelante, Lola siguió disfrutando de las delicias saludables que le ofrecía Frutalandia. Siempre recordaba la importancia de comer bien gracias a la enseñanza del hada Flora y nunca más volvió a caer en las tentaciones poco saludables de Duvelín.

Y así fue como nuestra querida Lola aprendió que comer sano no solo beneficia al cuerpo sino también al espíritu, llenándolo de vitalidad y alegría todos los días.

FIN.

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