El regalo de los dioses


Había una vez en la selva un grupo de animales muy curiosos. Entre ellos se encontraban Lucas el león, Martina la jirafa y Benito el mono, quienes siempre buscaban aprender cosas nuevas.

Un día, mientras exploraban su territorio, se encontraron con un viejo sabio que vivía en lo más profundo del bosque. El sabio les contó que los animales tenían huesos y les explicó para qué servían.

"-Los huesos son como el esqueleto de nuestro cuerpo", dijo el sabio. "Nos dan forma y nos ayudan a mantenernos firmes".

Lucas el león levantó su melena con orgullo y preguntó: "-¿Y para qué sirven exactamente los huesos?"El sabio sonrió y comenzó a contarles una historia:"Hace mucho tiempo, cuando los animales recién habíamos aparecido en la Tierra, no teníamos huesos. Éramos criaturas blanditas y sin forma definida. Nos movíamos lentamente y nos costaba mantenernos erguidos".

"Un día, un grupo de animales decidió buscar una solución a este problema. Se reunieron alrededor de un fuego sagrado y pidieron ayuda a los dioses del cielo". "Los dioses escucharon sus peticiones y decidieron concederles algo especial: les regalaron unos pequeños trozos de roca dura llamados huesos".

"Cada animal recibió sus huesos personalizados: las aves obtuvieron alas fuertes para volar alto en el cielo; los peces recibieron espinas dorsales flexibles que les permitían nadar velozmente; los mamíferos adquirimos columnas vertebrales para movernos con agilidad".

Los animales escuchaban atentamente, fascinados por la historia del sabio. "-Y desde entonces", continuó el sabio, "los huesos nos acompañan a todos los animales. Nos ayudan a mantenernos fuertes y ágiles. Gracias a ellos podemos correr, saltar y trepar".

Martina la jirafa levantó su cuello largo y preguntó: "-¿Y qué haríamos sin nuestros huesos?"El sabio sonrió nuevamente y respondió: "-Sin nuestros huesos no podríamos mover ni un solo músculo. Seríamos como gelatina en el suelo".

Benito el mono se rascaba la cabeza y dijo: "-Entonces, los huesos son realmente importantes para nosotros". El sabio asintió con la cabeza y concluyó: "-Así es, queridos amigos. Los huesos nos dan fuerza, estabilidad y protección. Son una parte fundamental de nuestro cuerpo".

Desde ese día, Lucas el león, Martina la jirafa y Benito el mono valoraron aún más sus huesos. Agradecieron por tenerlos y comprendieron que debían cuidarlos para poder seguir disfrutando de todas las aventuras que les esperaban en la selva.

Y así, con esta nueva enseñanza en sus corazones, los tres amigos siguieron explorando la selva mientras compartían su conocimiento con otros animales curiosos que se encontraban en su camino. Fin

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