El regalo de los padrinos



Ligia Margot Jiménez era una niña alegre y curiosa que vivía en un pequeño pueblo. Ella acababa de realizar su primera comunión, y pronto se acercaba el día de su confirmación.

Estaba emocionada por recibir este sacramento y por la celebración que tendrían después. Ligia se sentía afortunada de tener a sus padres como padrinos de su primera comunión, pero pronto descubriría el regalo especial que le tenían preparado sus padrinos de confirmación.

"Ligia, queremos darte un regalo muy especial para celebrar tu confirmación", dijo Flabio con una sonrisa. "¡Sí, va a ser algo que te encantará!", agregó Laura emocionada. Ligia se preguntaba qué podía ser.

El día de la confirmación finalmente llegó, y entre oraciones y cánticos, Ligia se sentía llena de paz y felicidad. Al terminar la ceremonia, todos se dirigieron a la casa de Ligia para continuar la celebración. Fue entonces que sus padrinos de confirmación le entregaron una caja envuelta con un lazo brillante.

"¡Es para ti, querida Ligia!", dijeron ambos padrinos al unísono. Al abrir la caja, Ligia encontró un libro hermosamente ilustrado. Era una colección de cuentos clásicos y modernos, cuidadosamente seleccionados por Flabio y Laura. Ligia no podía contener su emoción.

A lo largo de los siguientes meses, Ligia se sumergió en las páginas de aquel libro, dejándose llevar por las aventuras de sus personajes favoritos. Descubrió mundos maravillosos, aprendió valiosas lecciones y cultivó su imaginación.

Aquel regalo se convirtió en un tesoro que atesoraría para siempre. Los padrinos de Ligia le habían dado el regalo de la imaginación, la sabiduría y el amor por la lectura. Ligia creció siendo una apasionada lectora, siempre agradecida por el inolvidable regalo de sus padrinos.

Y así, la historia de Ligia Margot Jiménez nos recuerda el valor de los regalos educativos y el poder de fomentar la pasión por la lectura desde la infancia.

FIN.

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