El regalo de Nicolás



En un pequeño pueblo cubierto de nieve, vivía Nicolás, un niño de 7 años que amaba la Navidad. Pero este año era diferente. Su familia no tenía mucho dinero, y su mamá le había explicado que los regalos serían sencillos.

"Nicolás, cariño, este año vamos a tener una Navidad un poco más austera. Pero lo importante no son los regalos, sino el amor y la alegría que compartimos juntos", le dijo su mamá mientras colgaba una hermosa corona de hojas en la puerta de su casa.

Aun así, Nicolás estaba emocionado por la llegada de la Navidad.

Con el corazón lleno de ilusión, decidió que quería hacer algo especial.

Pensó que podría preparar una sorpresa para su mamá, algo que la hiciera sonreír. Así que, con un lápiz y un papel, comenzó a escribir una carta.

"Querido Papá Noel, este año no tengo una lista de deseos. Solo quiero que mi mamá esté feliz. Si puedes, trae un poco de alegría para ella", escribió, sin mencionar lo que realmente deseaba para él.

Los días pasaron, y aunque la Navidad se acercaba rápidamente, Nicolás seguía con su plan. Mientras ayudaba a su mamá con las compras, observó el brillo de los adornos en la tienda.

"Mamá, ¿podemos comprar una estrella para el árbol?" preguntó con entusiasmo.

"Claro, hijo. Pero solo si encontramos una que no cueste mucho. Así que vamos a buscar entre estas cartulinas para hacer una hermosa estrella de papel", le respondió su mamá.

Nicolás, aunque un poco decepcionado, aceptó logrando crear la estrella más bonita del mundo junto a su mamá.

Días antes de Navidad, decidió organizar una pequeña fiesta para compartir la alegría. Con la ayuda de sus amigos del barrio, hicieron unas tarjetas de invitación.

"Voy a invitar a todos, ¡será la mejor Navidad!", exclamó emocionado.

La noche de la fiesta llegó, y Nicolás decoró la casa con luces y letreros hechos a mano. Todos los vecinos llegaron con dulces, risas y muchas ganas de celebrar juntos.

"¡Feliz Navidad, Nicolás! Gracias por organizar esto", dijeron sus amigos.

Al ver a tantos niños jugar y reír, el corazón de Nicolás se llenó de felicidad. Pero en el fondo, su anhelo por algún regalo especial seguía latente.

En la noche de Navidad, Nicolás se acomodó en la cama, cansado pero contento. Escuchó un suave golpeteo en la ventana. Al asomarse, vio un destello brillante en la oscuridad.

Era un pequeño paquete envuelto en papel dorado.

"¿Qué será?", se preguntó mientras lo abría con emoción.

Al abrir el regalo, se encontró con una hermosa estrella de papel brillante y una nota que decía: "Por ser tan generoso y pensar en los demás, te traigo esta estrella para que recuerdes que la verdadera Navidad está en el corazón".

La mañana de Navidad, Nicolás se despertó y, aunque no tenía un juguete en manos, había recibido un regalo mucho más grande: el amor de su familia y amigos. La estrella estaba allí, brillando sobre su árbol, y Nicolás supo que realmente había hecho algo especial.

"Mamá, ¡mira lo que encontré! No necesito nada más, porque esto es lo que realmente importa: dar y compartir", le dijo con una gran sonrisa, mientras su mamá lo abrazaba orgullosa.

Nicolás aprendió que la Navidad no se trata de recibir, sino de dar amor y alegría a los que te rodean. Y así, cada año, celebró la Navidad rodeado de risas y buenos momentos, recordando siempre que el mejor regalo es el amor compartido.

FIN.

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