El Regalo de Nochebuena



En un pueblito encantador, donde las luces de Navidad brillaban como estrellas en el cielo, vivía una niña llamada Lila. Al acercarse la nochebuena, su emoción no podía contenerse. Lila adoraba esta época del año, especialmente porque su familia siempre celebraba con una gran cena y muchos abrazos.

Una tarde, mientras ayudaba a su mamá a decorar el árbol, Lila preguntó:

"¿Mamá, qué vamos a hacer esta Nochebuena?"

"Vamos a invitar a nuestros amigos y familiares, y cada uno traerá un regalo para compartir", contestó su mamá con una sonrisa.

Lila pensó en la mejor manera de hacer que esa noche fuera especial. Se le ocurrió que podría hacer un regalo para cada uno de sus amigos, pero no tenía mucho dinero. Entonces, decidió hacer algo único: haría regalos desde el corazón.

Usando papel reciclado, cintas de colores y muchas manualidades, Lila comenzó a crear sus obsequios. Sin embargo, mientras trabajaba en su primera creación, se dio cuenta de algo: no tenía suficiente material para todos. Preocupada, se sentó a pensar en lo que podía hacer. Hasta que, de repente, se le iluminó la mente.

"¡Puedo ir a la plaza y preguntar a mis amigos si tienen cosas que ya no usan!" - exclamó. Así que, cargando su mochila, salió rumbo al parque.

En la plaza se encontró con Tomás y Sofía. Ella les contó su idea y les preguntó:

"¿Ustedes tienen algo que ya no usen y que pueda transformar en un regalo?"

"Yo tengo algunos libros que ya leí", dijo Tomás.

"Y yo tengo algunas pulseras que puedo compartir", agregó Sofía.

Juntos, comenzaron a recopilar más objetos que podrían re-utilizar. Pronto, Lila, Tomás y Sofía estaban rodeados de libros, juguetes, materiales de arte y mucho más. La plaza se llenó de risas y charlas entusiastas mientras todos aportaban algo para los regalos.

Esa tarde, la creatividad fluyó. Lila y sus amigos trabajaron juntos, creando sorprendentes regalos. Hicieron collares, decoraron las tapas de libros, pintaron cajas y llenaron todo de color y alegría. Cuando terminaron, se miraron unos a otros cansados pero felices.

"¡Esto va a ser la mejor Nochebuena!" - dijo Lila.

Cuando llegó la noche, las luces en el pueblo centelleaban y la familia de Lila estaba lista para recibir a sus amigos. La mesa estaba llena de delicias y el aire olía a pino y galletitas. Todos los que llegaron estaban emocionados, no solo por los ricos platos de comida, sino también por la idea de que los regalos iban a ser algo especial.

Cuando llegó el momento de intercambiar regalos, Lila se sintió nerviosa. Al repartir su obsequio, vio las sonrisas en los rostros de sus amigos. Cada regalo tenía una historia y un pedacito de amor. Todos comenzaron a abrirlos, y los ojos de asombro no tardaron en aparecer.

"¡Esto es genial!" - exclamó Sofía al abrir un libro pintado a mano.

"¡Mirá mi pulsera! La has hecho con tanto cariño" - dijo Tomás.

"Me encanta cómo decoraste la caja, es única", agregó un amigo.

Lila escuchaba y se sentía feliz. Había aprendido que lo más valioso no es lo que se compra, sino lo que se comparte con amor y amistad.

La noche culminó con música, bailes y risas infinitas. Todos estaban agradecidos por la unión y la creatividad.

Al final, antes de que todos se marcharan, Lila tomó la palabra.

"Gracias, amigos. Esta Nochebuena fue mágica porque hicimos algo juntos. ¡Espero que siempre recordemos que el verdadero regalo es compartir y crear momentos felices juntos!"

Y así, cada año, Lila y sus amigos se reunían en la misma fecha. No importaba si podían comprarse regalos; lo importante era disfrutar juntos y hacer de cada Nochebuena una fiesta del corazón.

FIN.

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