El regalo de Pelusa


Anely, una niña muy alegre y curiosa, cumplía años y estaba emocionada por la sorpresa que le tenía preparada su mamá. Desde temprano, Anely se despertó con una gran sonrisa en su rostro, sabiendo que ese día sería especial.

Al bajar las escaleras de su casa, Anely encontró a su mamá esperándola con un regalo envuelto en papel de colores brillantes. La pequeña saltaba de emoción mientras desataba el lazo y abría rápidamente el paquete.

Para su sorpresa, dentro había un gatito animal y juguetón. - ¡Mamá! ¡Es el mejor regalo de cumpleaños que podría haber imaginado! - exclamó Anely emocionada mientras acariciaba al gatito.

La mamá de Anely sonrió orgullosa al ver la alegría en los ojos de su hija. Sabía lo mucho que a Anely le gustaban los animales y cómo siempre había deseado tener una mascota propia. - Este gatito es todo tuyo, Anely.

Cuídalo y dale mucho amor - dijo la mamá de Anely cariñosamente. Anely decidió llamar al gatito —"Pelusa"  debido a su pelaje blanco como algodón.

Juntos, empezaron a vivir grandes aventuras: jugaban en el jardín, se perseguían por toda la casa e incluso Pelusa dormía junto a ella todas las noches. Con el paso del tiempo, Pelusa creció fuerte y saludable gracias al cuidado amoroso de Anely. Sin embargo, algo inesperado ocurrió un día cuando salieron a pasear por el parque.

- ¡Mamá, Pelusa ha desaparecido! - gritó Anely con lágrimas en los ojos. La mamá de Anely la abrazó y le aseguró que harían todo lo posible para encontrar a Pelusa.

Juntas buscaron por todos lados, preguntaron a las personas del parque y pegaron carteles con su foto en los postes de la ciudad. Días y semanas pasaron sin noticias de Pelusa.

Anely se sentía triste y preocupada, pero su mamá siempre estaba allí para consolarla y recordarle que no debía perder la esperanza. Un día, mientras caminaban cerca del mercado local, Anely escuchó un maullido familiar. Siguiendo el sonido, encontraron a Pelusa escondida detrás de unos contenedores de basura.

- ¡Pelusa! ¡Estás aquí! - exclamó Anely emocionada al ver a su gatito sano y salvo. Anely tomó a Pelusa en brazos y lo abrazó fuertemente. Estaba tan feliz de tenerlo nuevamente junto a ella. Agradeció profundamente el amor incondicional de su gatito que nunca dejó de extrañarla.

A partir de ese día, Anely aprendió una valiosa lección sobre la importancia del cuidado y la responsabilidad hacia sus mascotas. Comprendió que los animales necesitan atención constante y cariño para estar felices.

Prometió cuidar mejor a Pelusa y asegurarse de que no volviera a perderse nunca más. Desde entonces, Anely se convirtió en una niña aún más responsable y atenta con los animales.

Comenzó a ayudar en un refugio de animales, donde aprendió sobre la importancia de adoptar y cuidar a aquellos que no tienen un hogar. La historia de Anely y Pelusa se convirtió en una inspiración para todos, recordándonos que el amor y la perseverancia siempre pueden superar cualquier obstáculo.

Y así, juntos, Anely y Pelusa vivieron felices para siempre, compartiendo amor y alegría con todos los que conocían su hermosa historia.

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