El regalo de Zianna


Había una vez en un pequeño pueblo, una gatita llamada Zianna que vivía con su dueña Glenda. Zianna era una gata muy especial, llena de energía y travesuras, pero también muy cariñosa con Glenda, a quien consideraba su mamá.

Glenda, por su parte, amaba a Zianna con todo su corazón.

A pesar de que a veces Zianna se portaba peligrosa jugando con las plantas o loca correteando por la casa, Glenda siempre la cuidaba y protegía como si fuera su propia hija. Incluso la tapaba con mantitas cuando hacía frío para que no sintiera frío. Pero un día algo cambió entre Glenda y Zianna. Por alguna razón desconocida, empezaron a distanciarse.

Glenda estaba ocupada con el trabajo y apenas tenía tiempo para jugar con Zianna como solía hacerlo antes. La gatita se sentía triste y desanimada al ver que su mamá humana ya no le prestaba tanta atención como antes.

El cumpleaños de Glenda estaba cerca, y Zianna decidió que quería darle un regalo especial a su mamá humana para demostrarle cuánto la quería a pesar de todo. Así que se puso en marcha para encontrar el regalo perfecto.

Un día mientras exploraba el jardín trasero, Zianna vio un hermoso ramillete de flores silvestres. Recordó lo mucho que a Glenda le gustaban las flores y decidió reagarrarlas todas para hacerle un ramo especial.

Con cuidado tomó cada flor entre sus dientes y las llevó hasta la puerta de la casa. Al llegar, dejó caer el ramillete frente a los pies de Glenda, quien quedó sorprendida y emocionada al ver el gesto tan tierno de Zianna.

La gatita maulló felizmente mientras miraba fijamente a los ojos de Glenda. "¡Oh mi querida Zianna! ¡Qué hermoso regalo me has dado! Gracias por recordarme lo importante que eres para mí", dijo Glenda acariciando dulcemente a la gatita.

Desde ese día, Glenda y Zianna volvieron a estar más unidas que nunca. Comprendieron que aunque pudieran tener diferencias o momentos difíciles, el amor verdadero siempre prevalecería entre ellas.

Y así fue como en el cumpleaños de Glenda, ambas celebraron juntas renovando su amor y complicidad mutua. Porque al final del día lo único realmente importante era demostrar cuánto nos importan aquellos que amamos.

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