El regalo del amor


Había una vez una niña llamada Avril, quien era muy curiosa y siempre tenía preguntas en su mente.

Un día, mientras jugaba en el jardín con su mamá, Avril se detuvo de repente y le hizo una pregunta muy importante:"¿Mamá, de dónde vengo? ¿Cómo es que no tengo papá?"La mamá de Avril se sorprendió por la pregunta y no sabía cómo responder.

Se quedó pensando un momento y decidió que era hora de contarle a Avril la verdad sobre su origen. "Avril, mi amor", comenzó su mamá con ternura, "eres especial porque fuiste concebida a través de un proceso llamado fertilidad con donante. Esto significa que tuvimos la ayuda de alguien generoso para traerte al mundo".

Avril frunció el ceño confundida. "¿Qué significa eso exactamente?", preguntó.

Su mamá sonrió y continuó explicándole: "Verás, cuando las parejas o personas quieren tener hijos pero no pueden hacerlo solas, hay personas maravillosas que ofrecen donar sus óvulos o esperma para ayudarlas a cumplir su sueño". Avril estaba atenta mientras escuchaba la historia de su mamá. Aunque al principio estaba confundida, poco a poco comenzaba a entender. "Entonces...

¿alguien me dio parte de sus células para que yo pudiera nacer?", preguntó Avril emocionada. Asintiendo con cariño, su mamá respondió: "Sí, así es querida. Alguien fue tan amable y generoso como para compartir parte de sí mismo contigo".

Avril reflexionó sobre esto y su curiosidad empezó a crecer aún más. "¿Puedo saber quién es? ¿Quiero conocer a esa persona?"La mamá de Avril sabía que esta pregunta llegaría tarde o temprano, así que decidió ser honesta con su hija.

"Mi amor, el donante de tus células es alguien muy especial, pero no lo conocemos personalmente. Fue una persona que quiso ayudarnos de forma anónima, sin esperar nada a cambio", explicó su mamá. Avril se quedó pensando por un momento y luego sonrió.

"Entonces, aunque no lo conozca, siempre estaré agradecida por la generosidad de esa persona". Su mamá le dio un abrazo cálido y le dijo: "Así es mi niña.

Siempre debemos estar agradecidos por las personas que nos ayudan en la vida". A partir de ese día, Avril llevaba consigo el orgullo y la gratitud por ser concebida gracias al amor desinteresado del donante.

A medida que crecía, compartía su historia con otros niños para enseñarles sobre la importancia de la generosidad y el apoyo mutuo. Y así, Avril aprendió que no importa cómo lleguemos al mundo o cuál sea nuestra historia familiar; lo importante es valorar el amor y la bondad presentes en nuestras vidas.

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