El regalo del Espíritu Santo



En un pequeño jardín de infantes llamado "Rayito de Sol", había un grupo de niños muy traviesos y juguetones. Siempre estaban corriendo, gritando y peleándose por los juguetes.

La maestra, la señorita Laura, se esforzaba mucho por mantener el orden en el aula, pero a veces era difícil. Un día, mientras los niños estaban en el patio jugando, algo extraordinario sucedió.

De repente, una luz brillante iluminó el cielo y una paloma blanca descendió suavemente sobre el grupo de niños. Los pequeños se quedaron asombrados al ver que la paloma les entregaba un regalo especial: el Espíritu Santo del Amor. - ¡Miren chicos! ¡Es el Espíritu Santo del Amor! -exclamó la señorita Laura emocionada.

Los niños no entendían muy bien qué significaba eso, pero sintieron una sensación cálida y reconfortante en sus corazones. A partir de ese momento, algo mágico comenzó a suceder en "Rayito de Sol".

Al regresar al aula, los niños notaron que algo había cambiado dentro de ellos. En lugar de pelearse por los juguetes, empezaron a compartirlos con sus compañeros. En vez de gritar y empujarse, aprendieron a hablar con amabilidad y respeto.

- ¿Quieres jugar conmigo? -preguntó Martina a Juanito. - Sí, me encantaría -respondió Juanito con una sonrisa. Los demás niños también se unieron a juegos cooperativos y compartieron risas y abrazos.

La energía del amor llenaba el salón de clases y todos se sentían felices y en armonía. Poco a poco, la señorita Laura fue notando los cambios positivos en sus alumnos y se sintió muy orgullosa de ellos. Los padres también notaron la diferencia cuando fueron a reagarrar a sus hijos esa tarde.

- ¡Qué bien se portaron hoy! ¿Qué pasó? -preguntó la mamá de Lucía sorprendida. - Creo que recibimos un regalo muy especial... -respondió Lucía guiñando un ojo cómplice.

Desde ese día, los niños del jardín "Rayito de Sol" siguieron siendo traviesos y juguetones como siempre, pero ahora lo hacían desde el amor y la comprensión hacia los demás.

Y todo gracias al maravilloso don del Espíritu Santo del Amor que Jesús les había enviado para guiarlos en su crecimiento personal y emocional. Y colorín colorado este cuento ha terminado... ¡por hoy!

FIN.

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