El regalo del lobo



Había una vez, en un pequeño pueblo de Argentina, un grupo de niños muy traviesos y curiosos que asistían a la misma escuela. Eran los mejores amigos y siempre se divertían juntos.

Un día, su maestra decidió organizar una emocionante excursión al bosque cercano para que los niños pudieran aprender sobre la naturaleza y disfrutar del aire libre. Los niños estaban tan emocionados que no podían esperar para salir de la escuela ese día.

Se prepararon con sus mochilas llenas de bocadillos y agua, listos para explorar el misterioso bosque. Cuando llegaron al bosque, se maravillaron con la belleza natural a su alrededor.

Escuchaban el canto de los pájaros, veían las hojas danzando con el viento y admiraban las flores silvestres que salpicaban el paisaje. Mientras caminaban por el sendero del bosque, uno de los niños notó unas huellas extrañas en el suelo. "¡Miren!", exclamó señalando hacia abajo. "Parecen huellas de lobo".

Los demás niños se acercaron rápidamente para examinar las huellas también. Estaban emocionados ante la idea de encontrar un lobo en su aventura. "¿Creen que realmente haya un lobo aquí?", preguntó uno de ellos.

"No lo sé", respondió otro niño pensativo. "Pero sería genial si pudiéramos verlo". Decidieron seguir las huellas y adentrarse más en el bosque en busca del misterioso lobo. Caminaron durante horas sin tener éxito hasta que, de repente, escucharon un aullido lejano.

"¡Escucharon eso!", susurró uno de los niños emocionado. "¡Es el lobo!"Los niños corrieron hacia el sonido del aullido y finalmente encontraron al lobo. Era grande y majestuoso, pero no parecía amenazador en absoluto.

Los niños se acercaron con cautela y descubrieron que el lobo tenía una pata herida. —"Pobrecito" , dijo uno de los niños con tristeza. "Debe estar lastimado". Los demás asintieron y decidieron ayudar al lobo herido.

Con mucha paciencia y cuidado lograron curar su pata utilizando vendas improvisadas hechas con ramitas y hojas. El lobo miraba a los niños con gratitud en sus ojos y luego les ofreció algo inesperado: una pequeña caja de madera tallada a mano.

"Esto es un regalo para ustedes", dijo el lobo en un tono amable. "Representa la amistad que hemos formado hoy". Los niños abrieron la caja y dentro encontraron pequeñas figuras talladas en madera que representaban cada uno de ellos junto al lobo.

"¡Es maravilloso!", exclamó uno de los niños emocionados. "Gracias por este hermoso regalo". Con las huellas del encuentro grabadas en sus corazones, los niños despidieron al lobo mientras continuaban su aventura por el bosque.

A medida que avanzaban, aprendían sobre diferentes plantas, animales e incluso descubrían rastros de otros seres mágicos que habitaban allí. Se dieron cuenta de que el bosque era un lugar lleno de maravillas y aprendizajes.

Al final del día, los niños regresaron a la escuela con sonrisas en sus rostros y corazones llenos de gratitud por la experiencia compartida. Compartieron su historia con la maestra y sus compañeros, animándolos a explorar la naturaleza y valorar la amistad.

Desde ese día, los niños nunca olvidaron su encuentro con el lobo y siempre recordaron lo importante que es cuidar de los demás seres vivos. Aprendieron que incluso en las situaciones más inesperadas, pueden encontrar amigos donde menos lo esperan.

Y así, esta excursión al bosque se convirtió en una aventura mágica e inspiradora que cambió para siempre las vidas de estos pequeños amigos.

FIN.

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