El regalo del patio
Una tarde soleada, la familia de Marina se mudó a una nueva casa. Marina estaba emocionada por el cambio, pero algo la entristecía mucho: durante el viaje, su muñeca preferida se había perdido.
La pequeña no dejaba de llorar, extrañando a su querida compañera. Al llegar a la nueva casa, Marina seguía pensando en su muñeca perdida. Su mamá le dio un abrazo afectuoso y le prometió que encontrarían una manera de sentirse mejor.
Marina se secó las lágrimas y se puso a explorar el nuevo patio. Detrás de unos arbustos, descubrió una muñeca nueva y reluciente. Sus ojos se iluminaron al instante y cogió cariño a la nueva muñeca.
La llamó Luna, y desde ese día, descubrió que el cambio no siempre es malo, a veces puede traer sorpresas inesperadas y regalos invaluables.
FIN.