El regalo del perseverante Luca
Había una vez un niño llamado Luca, que siempre había soñado con tener su propio Lincoln de juguete.
Todos los días, después de la escuela, iba a la tienda de juguetes y miraba el hermoso auto rojo en la vitrina. Un día, Luca decidió que quería comprarlo. Ahorró todo su dinero durante semanas para poder comprar su tan anhelado Lincoln. Finalmente llegó el día en que tenía suficiente dinero para comprarlo.
Luca corrió a la tienda emocionado y se dirigió directamente hacia la vitrina donde estaba el Lincoln. Pero cuando llegó allí, descubrió algo terrible: ¡el auto ya no estaba! Luca buscó por toda la tienda pero no encontró nada parecido al Lincoln que él quería.
Entonces se acercó a uno de los vendedores y le preguntó qué había pasado con el auto rojo. "Lo siento mucho", dijo el vendedor, "pero alguien lo compró ayer por la tarde". Luca se sintió muy triste y decepcionado.
Había trabajado duro para ahorrar ese dinero y ahora no tenía nada que mostrar por ello. Pero entonces recordó algo importante: aunque no pudo conseguir su Lincoln hoy, todavía tenía su dinero ahorrado.
Así que decidió seguir ahorrando hasta poder comprar otro juguete especial. Los días pasaron y Luca seguía ahorrando cada centavo extra que recibía.
Se dio cuenta de que era difícil esperar tanto tiempo para obtener lo que quería, pero también sabía que valdría la pena al final. Finalmente llegó el momento en que tuvo suficiente dinero para comprar otro juguete especial: un avión teledirigido. Luca estaba muy emocionado al llevar su nuevo juguete a casa y jugar con él en el parque.
Pero lo que no sabía era que, mientras jugaba con su avión teledirigido, un hombre mayor estaba observando su habilidad para manejarlo desde lejos. El hombre se acercó a Luca y le preguntó si podía enseñarle algunos trucos nuevos.
"¡Sí, por supuesto!", respondió Luca emocionado. El hombre pasó horas enseñándole nuevas técnicas de vuelo y cómo hacer giros increíbles en el aire. Luca estaba fascinado y se divertía mucho aprendiendo algo nuevo.
Finalmente, cuando llegó la hora de irse a casa, el hombre le entregó una bolsa pequeña como regalo de despedida. "No tienes que abrirlo ahora", dijo el hombre antes de irse, "pero espero que te guste".
Luca llevó la bolsa a casa con entusiasmo y la abrió inmediatamente. Dentro encontró... ¡el Lincoln rojo que había estado buscando!"¿Cómo lo conseguiste?", preguntó Luca sorprendido. "Me di cuenta de cuánto querías ese auto", respondió el hombre amablemente, "así que fui a buscar uno para ti".
Luca estaba tan feliz y emocionado que no sabía qué decir. Agradeció al hombre mil veces antes de correr hacia afuera para probar su nuevo Lincoln.
Desde ese día en adelante, Luca siempre recordaría la importancia del trabajo duro y la perseverancia. Sabía que aunque las cosas no siempre salen como se planean, nunca debemos rendirnos ante nuestras metas y sueños.
Y, sobre todo, aprendió que siempre hay alguien en el mundo dispuesto a ayudar y hacer realidad nuestros deseos más preciados.
FIN.