El Regalo en el Bosque



En un pequeño pueblo medieval, vivía Lázaro, un niño huérfano que trabajaba como asistente de un anciano ciego llamado Don Agustín. A pesar de su discapacidad, Don Agustín era amable y sabio, y había enseñado a Lázaro muchas lecciones valiosas. En un soleado día, mientras caminaban por el frondoso bosque en busca de leña, encontraron una brillante naranja en el suelo. Ambos estaban hambrientos, y antes de que pudieran pensarlo, Lázaro y Don Agustín se enfrascaron en una pelea por la codiciada naranja.

"¡Esta naranja es mía! ¡La encontré primero!" exclamó Lázaro, aferrándose a la fruta con fuerza.

"Pero yo soy el mayor y necesito la vitamina C para mantener mi salud", protestó Don Agustín, tratando de arrebatarle la naranja a Lázaro.

La lucha continuó hasta que Don Agustín, con voz calmada, dijo: "Detente, Lázaro. No ganaremos nada peleando. En lugar de discutir, ¿por qué no buscamos una solución juntos?"

Confundido, Lázaro se detuvo. Don Agustín le explicó que podrían compartir la naranja de una manera especial: Lázaro podría pelar la naranja y comer su dulce interior, mientras que Don Agustín podría usar la cáscara para hacer un delicioso té. Asombrado por la sabiduría de su amo, Lázaro asintió.

Después de disfrutar de su porción, Lázaro observó a Don Agustín infusionando la cáscara en agua caliente. Mientras esperaban, Don Agustín le dijo a Lázaro: "A veces, las soluciones creativas pueden traer más beneficios que las peleas. Es importante recordar que el trabajo en equipo y el pensamiento positivo son clave para superar los desafíos".

Llenos de esperanza y gratitud, Lázaro y Don Agustín brindaron con el reconfortante té de naranja. Desde ese día, su vínculo se fortaleció y enfrentaron juntos cada desafío con ingenio y cooperación. La naranja se convirtió en un recordatorio de la importancia de la solidaridad y la resolución pacífica de conflictos, y Lázaro aprendió una valiosa lección que llevó consigo para siempre.

FIN.

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