El regalo especial de la tía Clara
Daniela estaba emocionada porque se acercaba su décimo cumpleaños. Le encantaba la música, pintar y dibujar, y estaba ansiosa por celebrar su día especial. Tenía una gata llamada Luna y un hermanito pequeño que siempre la hacía reír. Aunque su tía Clara vivía lejos, siempre le enviaba un regalo especial para cada cumpleaños. Esta vez, decidió enviarle un libro de cuentos mágicos que había escrito ella misma. El libro llegó justo a tiempo para el cumpleaños de Daniela, y cuando lo abrió, quedó asombrada al ver que el primer cuento estaba dedicado a ella.
- '¡Mira, Luna!', exclamó Daniela mientras acariciaba a su gata. 'Este cuento es para mí, ¡es de tía Clara!'
Daniela se sentó en su habitación y comenzó a leer el cuento. Era la historia de una niña llamada Valentina que compartía muchos intereses con ella: le gustaba la música, pintar y dibujar. Valentina vivía en un mundo mágico donde los colores cobraban vida, y ella era la encargada de pintar el cielo todas las mañanas con pinceles mágicos. Pero un día, los colores desaparecieron, y Valentina se sintió triste y sin inspiración. Decidió emprender un viaje para encontrar los colores perdidos y devolver la alegría a su mundo.
- '¡Qué cuento tan bonito!', exclamó Daniela emocionada. 'Quisiera ser como Valentina, buscar los colores perdidos y hacer que todo vuelva a ser hermoso.'
Inspirada por la historia, Daniela decidió salir a explorar el parque con su hermanito y su gata. Mientras caminaban, encontraron un antiguo álbum de dibujos abandonado. Daniela lo abrió y descubrió increíbles ilustraciones que parecían cobrar vida. Junto a las ilustraciones, encontraron un mensaje que decía: 'Busca los colores perdidos para devolver la alegría al mundo'.
- '¡Mira, hermanito!', exclamó Daniela emocionada. 'Esto es como en el cuento de Valentina, tenemos que buscar los colores perdidos'.
Los tres se embarcaron en una aventura por el parque, buscando los colores perdidos. Descubrieron que los colores estaban escondidos en las pequeñas cosas: en las risas de los niños, en los rayos del sol al atardecer, en las gotas de lluvia sobre las flores. Cada color que encontraban devolvía un brillo especial al mundo a su alrededor.
- '¡Lo logramos!', exclamó Daniela emocionada. 'Hemos encontrado los colores perdidos y hemos traído alegría de vuelta al mundo'.
Al llegar a casa, Daniela abrazó a su gata y a su hermanito, agradecida por el hermoso regalo de su tía Clara. Había aprendido que la magia no solo existía en los cuentos, sino también en las pequeñas cosas de la vida, y que cada uno podía ser un valiente buscador de colores perdidos.
Con el correr de los años, Daniela siguió explorando el mundo con su pasión por la música, la pintura y el dibujo. Siempre recordaba la maravillosa historia de Valentina y los colores perdidos, y compartía con otros la importancia de buscar la alegría y la belleza en cada rincón del mundo.
FIN.