El regalo inesperado



Había una vez en un pintoresco pueblo del campo una chica llamada Martina, a quien le encantaba ayudar en las tareas de la granja.

Sin embargo, su mayor ilusión era poder tener su propio camión de carga para transportar la cosecha y los animales. Cada vez que veía pasar uno, sus ojos se iluminaban, pero también sentía un pizca de tristeza al no poder tener uno. Su amigo, el simpático Tomás, notó su anhelo y decidió hacer algo al respecto.

Pasó toda la noche pensando en lo que podría hacer para alegrar a su amiga. Al día siguiente, se le ocurrió una idea brillante.

Fue a ver a Martina y le dijo: -Martina, creo que tengo una solución para tu tristeza. Ven conmigo. Juntos caminaron hacia el granero, donde Tomás le mostró un camión de carga que había restaurado con esmero. Martina no podía creer lo que veían sus ojos.

Lágrimas de alegría brotaron de sus ojos y corrió hacia su amigo, abrazándolo con fuerza. Tomás le entregó las llaves y le dijo: -Para ti, mi querida amiga. Ahora podrás transportar todo lo que desees. Martina, emocionada, agradeció con todo su corazón a su amigo.

A partir de ese día, Martina demostró una gran responsabilidad al manejar el camión, ayudando a su familia y a sus vecinos con las labores del campo.

Ambos amigos disfrutaron de la alegría de hacer realidad los sueños del otro, fortaleciendo su amistad día tras día.

FIN.

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