El Regalo Mágico de Ángeles
Era una hermosa mañana en La Paz, Bolivia. Ángeles, una chica de largos cabellos rubios y ojos verdes como esmeraldas, estaba emocionada por la llegada de la Navidad. Esta sería su segunda Navidad con Joaquín, su chico de ojos castaños y pelo negro, con quien llevaba 14 meses de noviazgo. Ángeles había estado pensando en un regalo especial para él, algo que lo sorprendiera y lo ayudara en su amor por la medicina.
Después de mucho pensar, decidió regalarle un estetoscopio.
"Joaquín, no puedo esperar a que veas lo que te compré para Navidad" - le dijo Ángeles, mientras envolvía el regalo con cuidado.
"¿Es algo relacionado con tus dibujos?" - le preguntó Joaquín, curioso y emocionado.
"No exactamente, pero se relaciona con algo que te apasiona..." - respondió Ángeles, sonriendo.
La noche de Navidad llegó y Ángeles veía cómo Joaquín abría su regalo con grandes ojos llenos de entusiasmo. Cuando finalmente descubrió el estetoscopio, su rostro resplandeció.
"¡Vaya! ¡Es un estetoscopio!" - exclamó Joaquín.
"Sí, sé cuánto sueñas con ser médico y pensé que esto te podría ser útil" - dijo Ángeles, con orgullo.
Joaquín rápidamente lo colocó en su cuello como si fuera un verdadero médico.
"¡Me encanta! Gracias, Ángeles. ¡Es perfecto!" - respondió Joaquín, emocionado.
Sin embargo, la emoción de esa noche pronto se volvió una aventura inesperada. Justo cuando los dos pensaron que podrían ir a la plaza a celebrar, escucharon un grito proveniente de la calle.
"¡Ayuda! ¡Una señora se ha caído!" - gritó un niño.
Los dos chicos se miraron asustados, pero Joaquín recordó su estetoscopio y su deseo de ayudar. Sin pensarlo dos veces, dijo:
"¡Vamos, Ángeles! Debemos ayudar!"
Corrieron hacia la fuente del grito y encontraron a una señora mayor en el suelo, con un corte en la pierna. La gente que se había reunido no sabía qué hacer. Joaquín, aunque no era un médico, se acercó y le dijo a Ángeles:
"¡Ayúdame a examinarla!"
Angeles se agachó junto a Joaquín. Usó su imaginación y le preguntó a la señora:
"¿Se siente mareada?"
La señora asintió, un poco asustada. Joaquín sonó el estetoscopio.
"Te vamos a ayudar. Ángeles, busquemos a alguien que llame a un médico" - dijo firme.
Los dos, con el apoyo de otros vecinos, lograron contactar a un médico, quien llegó poco después y revisó a la señora.
"¿Quiénes son ustedes?" - preguntó el médico, admirado.
"Somos Ángeles y Joaquín, solo queríamos ayudar" - respondió Joaquín, un poco sonrojado.
La señora mayor, agradecida, sonrió y dijo:
"Gracias a ustedes me siento mejor. Volveré a estar bien."
Tras ayudar, Joaquín se sintió muy orgulloso de lo que había hecho.
"Esto es lo que quiero hacer. Ser médico sería maravilloso" - le confesó a Ángeles.
"Y yo estaré siempre a tu lado, Joaquín. Juntos podemos hacer muchas cosas" - dijo Ángeles con una sonrisa brillante.
Desde aquel día, su amor fue más fuerte. Ambos aprendieron que con un pequeño gesto se podía hacer una gran diferencia. La Navidad de este año no fue solo sobre los regalos, sino sobre el poder de ayudar a otros.
Así, cada año, en cada Navidad, Joaquín seguía usando su estetoscopio y Ángeles pasaba a ser su animadora y soporte, recordándoles a todos que la verdadera magia de la Navidad estaba en dar amor y ayudar a los demás.
FIN.