El regalo mágico de Romina
Había una vez una niña llamada Romina que estaba a punto de cumplir 10 años. Romina tenía tres hermanos mayores, Juhan, Zoe y Angel, y vivían en una pequeña casa rodeada de un hermoso jardín.
Además de sus padres, Arita y Lalo, Romina también contaba con el amor incondicional de su Tuti (abuelita), su Manis (tía) y mamá Chuy (bisabuela). El día del cumpleaños de Romina había llegado y la familia se reunió en la sala para celebrar.
Habían preparado una fiesta sorpresa llena de globos coloridos, regalos envueltos con papel brillante y una mesa llena de deliciosas tortas y golosinas. - ¡Feliz cumpleaños, Romi! - exclamaron todos al unísono mientras le cantaban el tradicional "Cumpleaños Feliz".
Romina sonrió radiante mientras soplaba las velas de su pastel. Estaba emocionada por todas las sorpresas que le esperaban ese día.
Después de abrir los regalos, Romina notó que faltaba uno muy importante: el regalo especial que siempre recibía de su Tuti. Inquieta por su ausencia, se acercó a su mamá Arita para preguntarle dónde estaba. - Tranquila mi amor -dijo Arita-, estoy segura de que tu Tuti tiene algo muy especial planeado para ti.
Solo debemos tener paciencia. Confiando en las palabras de su mamá, Romina decidió disfrutar el resto del día junto a su familia. Jugaron juegos divertidos como carreras de sacos y lanzamiento de globos de agua en el jardín.
A medida que pasaba el tiempo, Romina comenzó a preocuparse cada vez más por la ausencia de su Tuti. ¿Dónde podía estar? Se preguntaba una y otra vez.
Pero antes de que pudiera decir algo, escucharon un ruido proveniente del patio trasero. Todos corrieron hacia allí y encontraron a Tuti junto con Manis y mamá Chuy sosteniendo un enorme globo aerostático multicolor. - ¡Feliz cumpleaños, mi pequeña Romi! - exclamó Tuti emocionada-.
Este es tu regalo especial: un viaje en globo aerostático para ti y toda la familia. Los ojos de Romina se iluminaron mientras sus hermanos saltaban emocionados. Subieron al globo y lentamente se elevaron por encima del suelo, disfrutando de las increíbles vistas desde las alturas.
Mientras flotaban en el aire, Tuti le explicó a Romina que este regalo representaba los sueños y deseos cumplidos.
Le enseñó que a veces las cosas no salen como esperamos o no llegan en el momento exacto que queremos, pero eso no significa que debamos perder la fe ni dejar de soñar. Romina comprendió entonces que aunque su regalo especial había tardado en llegar, valió la pena esperar porque era algo único e inolvidable.
El viaje en globo fue sin duda una experiencia mágica para todos. Rieron, disfrutaron del paisaje y compartieron momentos especiales juntos. Fue el mejor cumpleaños que Romina hubiera imaginado.
Al final del día, cuando todos bajaron del globo aerostático, Romina abrazó a su Tuti con fuerza. - Gracias por este regalo tan maravilloso -le dijo con gratitud en los ojos. Tuti sonrió y le susurró al oído:- Nunca olvides que los sueños se hacen realidad en el momento perfecto.
Solo debes creer y tener paciencia. Desde ese día, Romina aprendió la importancia de esperar y confiar en que las cosas buenas llegarían a su vida en el momento adecuado.
Y así, cada vez que veía un globo aerostático en el cielo, recordaba esa valiosa lección y nunca dejaba de soñar.
FIN.