El regalo mágico de Simón


Había una vez, en las hermosas montañas de Ecuador, un niño llamado Simón. Simón era conocido por su alegría y entusiasmo contagiosos que contagiaban a todos los que lo rodeaban.

Un día, mientras Simón jugaba en el prado con sus amigos, vieron a lo lejos un arcoíris brillante y colorido que se extendía sobre el cielo azul. Todos los niños corrieron emocionados hacia el arcoíris, pero al acercarse, se dieron cuenta de que había desaparecido.

"¡Qué lástima! Quería tocar el arcoíris", dijo triste uno de los amigos de Simón. Simón sonrió y les dijo: "No importa si no podemos tocarlo. Lo importante es disfrutarlo mientras está presente".

Los niños asintieron y decidieron seguir jugando y explorando la naturaleza que los rodeaba. Mientras caminaban por el bosque, escucharon un ruido proveniente de un arbusto cercano. Con curiosidad, se acercaron y descubrieron a un pajarito atrapado entre las ramas. "¡Pobrecito! Debemos ayudarlo", exclamó Simón preocupado.

Con cuidado, lograron liberar al pajarito y lo vieron volar libremente hacia el cielo. Los niños sintieron una gran satisfacción por haber ayudado a una criatura indefensa.

Más tarde, cuando regresaban al pueblo, se encontraron con un anciano cargando pesadas bolsas de mandarinas. Sin dudarlo, Simón se acercó al anciano y le ofreció ayuda para llevar las bolsas hasta su casa. El anciano agradecido le dijo: "Eres un niño muy amable y generoso.

Que la vida te devuelva todo el bien que haces". Simón sonrió y respondió: "Lo importante no es recibir algo a cambio, sino hacer el bien por amor al prójimo".

Al llegar al pueblo, todos aplaudieron la noble acción de Simón y lo felicitaron por ser tan bondadoso con los demás. Desde ese día, Simón se convirtió en un ejemplo para todos en la comunidad. Su alegría, generosidad y amor por la naturaleza inspiraban a grandes y chicos a ser mejores personas cada día.

Y así, entre risas y juegos en las montañas de Ecuador, Simón demostraba que la verdadera felicidad reside en hacer el bien sin esperar nada a cambio.

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