El regalo perfecto


Era el cumpleaños número 10 de David, y estaba emocionado por todos los regalos que iba a recibir. Sin embargo, cuando abrió los paquetes, se dio cuenta de que ninguno terminaba de gustarle.

Había recibido juguetes, libros y ropa nueva, pero nada le llamaba la atención. Esa noche, su familia organizó una pequeña fiesta en casa para celebrar su cumpleaños.

Entre los invitados estaba su tío Jorge, quien llegó con una sorpresa especial: una coneja blanca y esponjosa como regalo para David. - ¡Wow! ¡Qué linda! - exclamó David al ver a la coneja en su jaula. - Sí, es muy tierna - dijo tío Jorge -, pero también necesita mucho cuidado y atención.

¿Estás listo para hacerte cargo de ella? David asintió emocionado mientras acariciaba la cabeza de la coneja. Desde ese momento decidió llamarla —"Blancita"  por su color blanco como la nieve.

Al día siguiente, cuando fue a jugar al parque con su amigo Juan, éste le entregó otro regalo: dos gatitos grises y animals. - ¡Son hermosos! - exclamó David -. Pero no sé si puedo tener más mascotas además de Blancita. - Tranquilo - dijo Juan -.

Yo te ayudo a cuidarlos. Serán nuestros amigos juntos. Y así comenzaron las aventuras entre Blancita y los gatitos junto con sus nuevos dueños.

Descubrieron un mundo lleno de diversión e imaginación mientras exploraban el barrio juntos cada tarde después del colegio. Un día decidieron construir una casa para sus mascotas con materiales reciclados que encontraron en la calle. David se encargó de diseñarla, mientras Juan y él juntaron los materiales y construyeron la casa.

- ¡Miren cómo quedó! - dijo David emocionado mostrando la pequeña casa. Blancita y los gatitos corrieron hacia ella para investigar su nuevo hogar. Se metieron adentro, olisquearon todo y dieron vueltas felices.

Los días pasaban y David aprendió a ser más responsable al cuidar de sus mascotas. Aprendió sobre alimentación, higiene y necesidades básicas para mantenerlos saludables y felices. Un día, al regresar del colegio, encontró a Blancita enferma. Estaba inquieta, no quería comer ni beber agua.

David sintió un nudo en el estómago al verla así. - Mamá, Blancita está mal - dijo preocupado -. ¿Qué puedo hacer? - Lo mejor es llevarla al veterinario - respondió su mamá -. Él sabrá qué hacer para ayudarla.

David tomó a Blancita en brazos y junto con su mamá fueron al veterinario. El médico revisó a la coneja detenidamente y le dio unas medicinas para tratar su enfermedad.

Durante varios días David estuvo muy pendiente de Blancita hasta que finalmente se recuperó por completo gracias a los cuidados de su dueño.

Desde ese día, las aventuras entre Blancita, los gatitos grises animals, David y Juan continuaron llenas de diversión e imaginación mientras aprendían juntos sobre responsabilidad y amor hacia sus mascotas. Y así fue como descubrieron que tener una mascota no solo es un regalo, sino también una gran responsabilidad.

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