El Regalo Perfecto



En un pequeño barrio de Buenos Aires, vivía una chica llamada Valentina. Ella estaba en cuarto grado de secundaria y tenía un corazón gigante. Había estado ahorrando durante meses, guardando cada peso que recibía, porque quería comprarle un regalo especial a su mamá por su cumpleaños.

Valentina había decidido que un hermoso collar sería el regalo perfecto. "¡Le encantará!", pensaba emocionada mientras soñaba con el brillo que traería a los ojos de su mamá.

Un día soleado, con su alcancía en la mano, Valentina se dirigió al mercado. Cuando llegó a la joyería, sus ojos brillaron al ver el collar que había elegido. Era de un plateado reluciente con un pequeño corazón colgante.

"¿Cuánto cuesta este collar?" - preguntó Valentina, con la voz llena de expectativa.

"Son mil doscientos pesos, señorita" - respondió la joyera.

Valentina palpitó al escuchar el precio. Sacó sus ahorros y al contarlos, se dio cuenta de que solo tenía novecientos pesos.

"Oh, no puede ser..." - susurró. "¿Y ahora qué hago?" - pensó, un poco angustiada.

Decidida a no rendirse, Valentina recordó que su hermano mayor, Lucas, a menudo le decía que siempre podía contar con él. Sin pensarlo dos veces, salió corriendo a buscarlo.

"¡Lucas!" - gritó Valentina al encontrarlo en el parque. "¡Necesito tu ayuda!"

"¿Qué pasa?" - preguntó Lucas, preocupado.

"Quiero comprarle un regalo a mamá, pero no tengo suficiente dinero. El collar que vi cuesta mil doscientos pesos y yo solo tengo novecientos. ¿Me prestás trescientos?"

Lucas la miró con una sonrisa.

"Claro que sí, pero..." - empezó, y Valentina se puso nerviosa "¿pero qué?"

"Te voy a prestar el dinero, pero tenés que prometerme que me lo vas a devolver de a poquititos. ¿Te parece?"

Valentina asintió con entusiasmo.

"¡Trato hecho!" - exclamó.

Con el corazón lleno de alegría, Valentina regresó a la joyería. Al llegar, le dio a la joyera el dinero suficiente para comprar el collar mágico que había elegido. Balbuceando en su emoción, le dijo:

"¡Es para mi mamá por su cumpleaños!"

La joyera sonrió al ver tanto amor en los ojos de Valentina.

"¡Qué lindo regalo! Estoy segura de que le va a encantar. Muchas mamás aprecian el cariño detrás de los regalos."

El día del cumpleaños de su mamá, Valentina no podía esperar más. Preparó una cena sorpresa junto a Lucas y a su papá, y al llegar la noche, le entregó el collar con sus propias manos temblorosas.

"¡Feliz cumpleaños, mamá!" - le dijo, sonriendo con los ojos brillantes.

Su mamá, sorprendida, abrió el paquete y al ver el collar, se le llenaron los ojos de lágrimas.

"Ay, Valentina... ¡Es hermoso!" - exclamó mientras abrazaba a su hija con fuerza. "Lo más lindo es que lo elegiste con tanto amor. Eso es lo que realmente importa."

Valentina se sintió feliz, no solo porque había logrado regalar algo especial, sino porque había aprendido el valor del esfuerzo y la importancia de la ayuda familiar. Desde ese día, cada vez que iba a encontrar a su hermano para devolverle su dinero, se acordaba de lo mucho que significa apoyar a los que amamos.

Y así, Valentina descubrió que los regalos más grandes no siempre son los que tienen un valor material, sino aquellos llenos de amor y dedicación.

FIN.

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