El regalo que cambió a Mateo
Había una vez un niño llamado Mateo, que siempre se portaba mal. No respetaba a sus padres, no obedecía las reglas y siempre estaba causando problemas en la escuela.
A pesar de los constantes consejos y advertencias de sus padres, Mateo parecía no aprender la lección. La Navidad se acercaba rápidamente y todos estaban emocionados por recibir regalos.
Sin embargo, Mateo sabía muy bien que no había sido un buen niño durante el año, por lo que temía no recibir ningún obsequio especial. El día de Navidad llegó y Mateo corrió hacia el árbol para ver qué había debajo. Para su sorpresa, encontró una bolsa llena de carbón en lugar de juguetes o dulces como esperaba.
Su rostro se llenó de decepción y tristeza. "¡Esto es injusto! ¿Por qué solo recibí carbón?" -se lamentó Mateo ante sus padres.
Sus padres lo miraron con seriedad y su madre dijo: "Mateo, tú has estado comportándote mal todo el año. No has mostrado respeto ni consideración hacia los demás. Este carbón es un recordatorio de que necesitas cambiar tus acciones". Triste pero reflexivo, Mateo decidió tomar esto como una oportunidad para mejorar su actitud.
Se dio cuenta de que era hora de hacer cambios positivos en su vida. A partir del día siguiente, Mateo comenzó a prestar atención en clase y a seguir las instrucciones de sus maestros.
Ayudaba a sus compañeros cuando tenían dificultades e intentaba ser amable con todos a su alrededor. Poco a poco, Mateo comenzó a notar un cambio en su entorno.
Sus compañeros de clase lo trataban con más amabilidad y respeto, y sus maestros elogiaban su nueva actitud. También se dio cuenta de que se sentía mucho mejor consigo mismo al hacer cosas buenas. A medida que pasaba el tiempo, la actitud positiva de Mateo no pasó desapercibida por Santa Claus.
El próximo año, cuando llegó la Navidad, Mateo encontró debajo del árbol una gran cantidad de regalos hermosos. "¡Wow! ¡Miren todos estos regalos!" -exclamó Mateo emocionado.
Sus padres sonrieron y le dijeron: "Mateo, este año has demostrado ser un niño bueno y responsable. Te mereces estos regalos como recompensa". Desde aquel día en adelante, Mateo comprendió que portarse bien no solo traía alegría a los demás, sino también a sí mismo.
Aprendió a valorar las consecuencias de sus acciones y cómo estas pueden afectar su vida cotidiana. Y así, Mateo continuó siendo un niño ejemplar durante el resto de su infancia. Siempre recordaba la lección que aprendió aquel día de Navidad en el que recibió carbón como regalo.
FIN.