El regalo que cambió mi mundo



Había una vez una niña llamada Esperanza que estaba a punto de cumplir 9 años. Estaba tan emocionada que no podía contener su ansiedad.

Por la mañana, se levantó temprano y corrió hacia la cocina donde su mamá estaba preparando el desayuno. "¡Mamá, mamá! ¡Hoy es mi cumpleaños y estoy muy ansiosa!", exclamó Esperanza con entusiasmo.

Su mamá le sonrió tiernamente y le dijo: "¡Feliz cumpleaños, mi amor! Entiendo que estés ansiosa, pero recuerda que es importante disfrutar cada momento sin preocuparte demasiado". Esperanza asintió con la cabeza y decidió seguir el consejo de su mamá.

Se sentaron juntas en la mesa del desayuno y mientras comían pan tostado con mermelada de frutilla, hablaron sobre los planes para el día. "Hoy vamos a tener una fiesta sorpresa en casa", dijo su mamá. "Vendrán tus amigos del colegio y tendremos juegos divertidos". La emoción de Esperanza creció aún más al escuchar esto.

Terminaron de desayunar y se dirigieron hacia el salón para comenzar a decorar la casa. Colocaron globos coloridos por todas partes, pusieron música alegre y montaron un rincón especial donde los niños podrían hacer manualidades durante la fiesta.

A medida que pasaban las horas, Esperanza empezó a sentirse un poco nerviosa por si sus amigos no llegaban o si algo salía mal en la fiesta.

Intentaba controlar sus pensamientos negativos recordando lo que su mamá le había dicho, pero la ansiedad seguía presente. Justo cuando estaba a punto de caer en la preocupación, su mamá le dio una sorpresa. Llamó a Esperanza al jardín trasero y allí encontró un cachorrito juguetón esperándola con una gran cinta roja alrededor del cuello.

"¡Feliz cumpleaños, cariño!", dijo su mamá emocionada. "Este es tu nuevo amigo animal, se llama Chispita". Esperanza se acercó al pequeño perro y lo abrazó con ternura.

Sus ojos brillaban de alegría y todos los pensamientos negativos desaparecieron por completo. Ahora tenía un motivo más para estar feliz en su cumpleaños. La fiesta comenzó poco después y los amigos de Esperanza llegaron uno por uno.

Jugaron a las sillas musicales, hicieron carreras de sacos y se divirtieron muchísimo con las manualidades que habían preparado. La sonrisa no abandonaba el rostro de Esperanza mientras compartía momentos especiales con sus amigos y disfrutaba cada instante sin preocuparse por el futuro.

Al finalizar la fiesta, todos se reunieron en el salón para cantarle el tradicional "Feliz Cumpleaños" a Esperanza mientras ella soplaba las velas en su torta favorita: un delicioso pastel de chocolate decorado con flores coloridas. Ese día fue inolvidable para Esperanza.

Aprendió que aunque la ansiedad pueda aparecer en momentos importantes, siempre hay cosas maravillosas esperando si uno aprende a disfrutar del presente. Y así fue como Esperanza celebró sus 9 años rodeada de amigos, amor y mucha alegría.

Y colorín colorado, esta historia ha terminado.

FIN.

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