El Registro de la Diversión



En un tranquilo barrio de Buenos Aires vivía el Referente, un amable y divertido personaje que se dedicaba a visitar las escuelas para ayudar a los niños en sus estudios.

Aunque siempre estaba ocupado con su importante labor, le encantaba disfrutar de largos paseos por las calles y deleitarse con un buen vino tinto en las noches cálidas de verano. El Referente era conocido por su alegría contagiosa y su espíritu aventurero.

Los niños lo esperaban emocionados cada vez que llegaba a sus escuelas, ansiosos por aprender y jugar junto a él. Sin embargo, había algo que preocupaba a los directivos: el olvido del Referente al hacer los registros de sus actividades.

Un día soleado, mientras caminaba por una calle llena de árboles frondosos, el Referente se encontró con Martín, un niño curioso y muy inteligente. Martín notó la preocupación en el rostro del Referente y decidió preguntarle qué le pasaba. "Hola, Referente.

¿Por qué pareces tan preocupado?"- preguntó Martín con ternura. El Referente suspiró y respondió: "Martín querido, estoy preocupado porque últimamente me he olvidado de hacer los registros en las escuelas.

Es una tarea muy importante para llevar un control adecuado de mi trabajo". Martín sonrió comprensivamente y dijo: "Referente, sé que te gusta mucho caminar por las calles y disfrutar del verano. Pero también es importante cumplir con nuestras responsabilidades".

El Referente asintió con tristeza mientras reflexionaba sobre las palabras de Martín. Sabía que el niño tenía razón, pero su espíritu aventurero a veces lo llevaba a olvidar sus deberes. Decidido a ayudar al Referente, Martín le propuso un plan.

Juntos, visitarían todas las escuelas del barrio y recordarían los registros pendientes. De esta manera, el Referente podría disfrutar de sus paseos sin preocuparse por las tareas olvidadas. El Referente aceptó emocionado la propuesta de Martín y juntos comenzaron su recorrido por las escuelas.

En cada visita, los niños se unieron entusiasmados para ayudar al Referente con los registros. Cada uno tomaba nota de las actividades realizadas y compartía con alegría sus logros académicos.

El tiempo pasó rápidamente y pronto visitaron todas las escuelas del barrio. El Referente estaba feliz y agradecido por la ayuda de Martín y los demás niños. "Martín, gracias a ti he aprendido una gran lección", dijo el Referente con gratitud en su voz.

"La diversión está bien, pero siempre debemos cumplir nuestras responsabilidades". Martín sonrió orgulloso y respondió: "Referente, todos cometemos errores alguna vez. Lo importante es aprender de ellos y seguir adelante".

Desde aquel día, el Referente nunca más se olvidó de hacer sus registros en las escuelas. Aprendió que la diversión puede ir de la mano con la responsabilidad y que trabajar en equipo es fundamental para cumplir nuestras metas.

Y así fue como el amable e inquieto Referente continuó visitando las escuelas del barrio, dejando huellas de alegría y aprendizaje en el corazón de cada niño. Y junto a Martín, su fiel compañero, demostraron que la diversión y el compromiso pueden caminar juntos por las calles de la educación. Fin.

FIN.

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