El regreso a casa con amigos


Había una vez una niña llamada Sofía que se había perdido en el bosque. Estaba muy asustada y no sabía cómo volver a casa. Sofía caminó y caminó, pero cada vez se adentraba más en el bosque.

De repente, vio un conejito saltando cerca de ella. - ¡Hola conejito! -dijo Sofía con alivio-.

Me he perdido en el bosque y no sé cómo volver a casa ¿Me puedes ayudar? El conejito le respondió: - Claro que sí, yo vivo aquí en el bosque y conozco muy bien los caminos. Sígueme. Sofía siguió al conejito por un camino lleno de arbustos espinosos, pero gracias a su ayuda pudieron sortearlos sin problemas.

De pronto, escucharon un ruido extraño detrás de ellos. Era una serpiente venenosa que se acercaba peligrosamente hacia la niña. - ¡Cuidado Sofía! -gritó el conejito-.

¡Es una serpiente venenosa! Sofia estaba tan asustada que no sabía qué hacer, pero rápidamente llegó otro animal para salvarla: era un águila majestuosa que se posó junto a ella y la protegió del ataque de la serpiente. - Gracias señora Águila -dijo Sofía con gratitud-.

Pero aún estoy perdida ¿Puedes ayudarme a encontrar mi camino? La águila le respondió: - Por supuesto pequeña amiga, sube sobre mi lomo y te llevaré hasta tu hogar. Así fue como Sofía montó sobre el lomo de la águila y pudo ver el bosque desde lo alto.

Finalmente, llegaron a una casa donde estaba su familia esperándola con los brazos abiertos. - ¡Sofía! -exclamó su mamá con alegría-. ¿Dónde has estado? Te hemos estado buscando por todas partes.

Sofía les contó su aventura en el bosque y cómo había sido ayudada por sus nuevos amigos animales. Y así, aprendió que en la vida siempre hay alguien dispuesto a ayudarnos si sabemos pedirlo.

Desde entonces, Sofía visitaba frecuentemente al conejito y a la águila para jugar juntos en el bosque. Y cada vez que se adentraba en él, recordaba la importancia de tener amigos confiables como ellos.

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