El Regreso de la Bella y la Bestia



Había una vez, en un reino lejano, una hermosa joven llamada Bella. Bella vivía en un pequeño pueblo, pero su corazón anhelaba aventuras. Un día, mientras paseaba por el bosque, se perdió y llegó a un castillo misterioso.

Cuando entró, se encontró con una criatura inesperada: una bestia de pelaje espeso y ojos tristes.

-Bella, no te asustes. Soy la Bestia y vivo aquí solo – dijo la Bestia con voz profunda.

Aunque al principio Bella tuvo miedo, con el tiempo se dio cuenta de que la Bestia no era tan mala como parecía. De hecho, ella descubrió que detrás de su apariencia temible había un alma llena de amor y de sueños rotos.

-Bella, muchas veces la gente no ve más allá de lo que parece. Yo he sufrido mucho porque todos me temen, pero tú me haces sentir especial. – confesó la Bestia.

Bella, emocionada, se propuso ayudar a la Bestia a encontrar su verdadero yo. Pasaron los días juntos, y mientras conversaban sobre sus miedos y deseos, Bella se dio cuenta de que se estaba enamorando de la Bestia.

Pero un día, un grupo de aldeanos llegó al castillo, asustados por los rumores que circulaban sobre él. Vieron a Bella con la Bestia y gritaron:

-Mira, Bella, ¡huye! ¡Esa bestia está tratando de atraparte!

Bella miró a la Bestia y, en un arrebato de pánico, salió corriendo.

-¡Bella, espera! – gritó la Bestia, pero ella había desaparecido.

Regresó al pueblo con el corazón pesado y un profundo remordimiento. ¿Por qué había huido sin darle una segunda oportunidad? La imagen de la Bestia triste la perseguía día y noche.

-Tenés que volver – se decía a sí misma repetidamente. – No es justo dejarlo solo.

Después de días de reflexión, Bella decidió regresar al castillo. Con el corazón latiendo con fuerza, atravesó el bosque. Cuando llegó, encontró a la Bestia sentado en el jardín, mirando al suelo.

-Bella – dijo la Bestia, sin levantar la vista. – ¿Por qué volviste?

-Volví porque creo en ti, en lo que puedes ser. – respondió Bella mientras se acercaba.

La Bestia levantó la mirada, y en sus ojos había una chispa de esperanza.

-No sé si merezco tu perdón.

-Sí lo merecés. Todos cometemos errores, y yo también lo hice. Te prometo que esta vez no huiré. Quiero entenderte y apoyarte.

La Bestia sintió que su corazón volvían a latir con fuerza. Mientras las semanas pasaron, Bella y la Bestia trabajaron juntos para transformar el castillo de un lugar solitario a un hogar lleno de vida y risas.

Aprendieron que el verdadero amor no se basa solo en la apariencia, sino en la comprensión, la compasión y la bondad. Y así, Bella y la Bestia demostraron a todos que el amor puede ser más fuerte que cualquier miedo.

Y así, vivieron felices, recordando siempre que a veces, lo que más tememos es solo una oportunidad disfrazada. De esta manera, su historia se convirtió en una lección sobre la importancia de mirar más allá de las apariencias y aprender a valorar lo que las personas tienen en su interior, sin importar las circunstancias.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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