El regreso de Lucas



En lo más profundo de la selva, vivía una familia muy especial: los monos saltarines. Había un papá mono llamado Simón, una mamá mono llamada Lola y su pequeño hijo Lucas.

Los tres vivían en lo alto de un árbol gigante, donde tenían su hogar entre las ramas. Un día, mientras jugaban en la copa del árbol, Lucas decidió aventurarse más allá de sus límites habituales.

Se deslizó por la liana que colgaba hacia abajo y se adentró en la densa vegetación de la selva. A medida que avanzaba, Lucas descubría un mundo nuevo lleno de sonidos misteriosos y colores brillantes. De repente, escuchó un rugido proveniente de la derecha.

Asustado, miró a su alrededor y vio a un tigre enorme acercándose lentamente hacia él. Sin pensarlo dos veces, corrió tan rápido como pudo hacia la izquierda para escapar del peligro inminente.

Corrió y corrió hasta que llegó a una cueva oscura en lo más profundo del bosque. Temeroso pero valiente, decidió entrar para ocultarse del tigre.

Dentro de la cueva, encontró una sorpresa: ¡una familia de murciélagos amigables que lo recibieron con alegría!"¡Hola! ¿Quién eres tú?" -preguntó uno de los murciélagos con curiosidad. "Soy Lucas, el mono saltarín. Estaba huyendo de un tigre feroz que vi a mi derecha", respondió Lucas con respiración entrecortada. "No te preocupes, aquí estás a salvo", dijo otro murciélago tranquilizadoramente.

Los murciélagos invitaron a Lucas a quedarse con ellos y le enseñaron cómo moverse dentro y fuera de las cuevas sin temor. Le mostraron cómo usar el sonido para navegar en la oscuridad y cómo colgarse boca abajo con facilidad.

Pasaron días explorando juntos las maravillas ocultas dentro de las cuevas hasta que finalmente decidieron salir para mostrarle a Lucas el camino de regreso a casa.

Caminaron juntos por senderos estrechos y subieron montañas altas hasta llegar al río principal que los llevaría hasta el árbol donde vivía su familia. Al llegar al árbol gigante, Simón y Lola estaban muy preocupados por haber perdido a su hijo.

Pero cuando vieron regresar a Lucas junto con sus nuevos amigos murciélagos, sintieron alivio y gratitud por haberlo encontrado sano y salvo. "¡Lucas! ¿Dónde has estado? ¡Estábamos tan preocupados!" -exclamó Lola abrazando fuertemente a su hijo. "Estuve explorando nuevas aventuras arriba, abajo, derecha e izquierda en la selva", respondió Lucas sonriendo ampliamente.

"¡Gracias por traerlo devuelta sano y salvo!" -agradeció Simón emocionado a los murciélagos.

Desde ese día en adelante, Lucas aprendió que no importa cuánto explores o te alejes; siempre hay lugares nuevos por descubrir tanto dentro como fuera de tu zona de confort.

Y aunque pueda ser asustadizo al principio ir arriba o abajo en tus aventuras diarias; si mantienes tu valentía e ingenio podrás superar cualquier desafío que se cruce en tu camino ¡Y así fue como el pequeño mono saltarín descubrió las maravillas escondidas dentro del mundo salvaje!

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!