El regreso de Martina y Copito


Había una vez un perrito blanco llamado Copito que vivía en una hermosa casita en el campo con su dueña, Martina.

A Copito le encantaba corretear por los prados verdes y perseguir mariposas, pero un día, mientras paseaban juntos, algo inesperado ocurrió: ¡Copito se perdió! Martina lo buscó por todas partes, llamando su nombre una y otra vez, pero no había rastro de él. Estaba muy preocupada y triste.

Decidió pedir ayuda a sus amigos del campo para encontrar a Copito. Primero fue a ver al señor Conejo, quien era muy astuto y conocía todos los rincones del campo.

"Señor Conejo, ¿ha visto usted a mi perrito Copito? Se ha perdido", preguntó Martina con la voz temblorosa. "No te preocupes, Martina. Yo me encargaré de buscar a Copito. Conozco cada madriguera y cada arbusto de este lugar", respondió el señor Conejo con determinación.

Así que el señor Conejo se adentró en el bosque espeso en busca de Copito, mientras Martina esperaba ansiosa en su casita. Pasaron las horas y nada se sabía del perrito blanco. La noche comenzaba a caer y Martina ya estaba desesperada.

De repente, escuchó un ladrido familiar a lo lejos. Era Copito que venía corriendo hacia ella junto al señor Conejo. Martina sintió una mezcla de alegría y alivio al ver a su querido amigo sano y salvo.

"¡Copito! ¡Estás aquí! ¡Gracias, señor Conejo, por traerlo de vuelta!", exclamó Martina emocionada mientras abrazaba a su animal compañero. "No hay de qué, Martina. Los amigos están para ayudarse unos a otros", respondió el señor Conejo con una sonrisa amable.

Desde ese día, Martina aprendió la importancia de pedir ayuda cuando la necesitaba y de confiar en sus amigos para superar los momentos difíciles. Y así, juntos siguieron disfrutando de largos paseos por el campo, sabiendo que siempre podían contar los unos con los otros.

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