El regreso de Misifus



Había una vez un pequeño gatito llamado Misifus, que vivía en un lindo hogar en la ciudad de Londres.

Un día, mientras su dueña estaba distraída con las tareas del hogar, Misifus logró escaparse por la ventana y se perdió en las calles de la ciudad. Misifus caminó sin rumbo durante horas, tratando de encontrar su camino de regreso a casa. Sin embargo, todo parecía tan confuso y desconocido para él.

El sol comenzaba a ponerse y Misifus comenzaba a sentir hambre y frío. Mientras tanto, en el parque cercano, un grupo de niños jugaba felices bajo el cuidado atento de su niñera.

De repente uno de los niños vio a Misifus acurrucado detrás del banco donde estaban sentados. - ¡Miren! ¡Un gatito perdido! -exclamó el niño señalando hacia Misifus-. - Pobrecito -dijo la niñera-. Vamos a ayudarlo.

Los niños rodearon al pequeño gatito con cariño y lo acariciaron gentilmente mientras la niñera buscaba información sobre él. Al no encontrar ningún collar o identificación en el animalito, decidió llevarlo a una clínica veterinaria cercana para que revisaran si tenía algún chip implantado.

Desafortunadamente, no había ningún rastro del dueño de Misifus en los registros médicos. La niñera decidió entonces publicar anuncios por toda la ciudad para intentar encontrar al dueño del gato perdido.

Días pasaron sin respuesta alguna hasta que finalmente una familia llamada Los Fernández vio uno de los anuncios en un kiosco cercano a su casa. La familia estaba muy emocionada, ya que habían perdido a su querido gato hace unos días. - ¡Mamá, papá! ¡Es nuestro gatito! -exclamó la hija mayor señalando el anuncio-.

- ¡No puedo creerlo! -dijo el padre con lágrimas en los ojos-. Vamos inmediatamente a buscarlo. La familia Fernández llegó a la clínica veterinaria donde Misifus estaba siendo cuidado y se reencontraron con su amado gato.

Misifus maulló de alegría al verlos y saltó por los brazos del niño más pequeño de la familia.

Desde ese día, Misifus aprendió una valiosa lección sobre la importancia de no salir solo sin compañía y siempre llevar consigo algún tipo de identificación para poder ser encontrado si se pierde. Y gracias al amor y diligencia de la niñera y los niños que lo encontraron, pudo regresar felizmente con su hogar feliz y seguro.

FIN.

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