El Regreso de Paula
Había una vez, hace 50 años, una madre llamada Clara y su hija pequeña, Paula, que tenían una hermosa tradición. Cada sábado, después de una semana larga de trabajo y estudios, salían a cenar juntas a su restaurante favorito, donde servían las mejores empanadas de todo el pueblo.
Una noche, mientras disfrutaban de sus empanadas con salsa picante, Clara miró a Paula y sonrió.
"¿Te das cuenta de lo afortunadas que somos, Paula?" - preguntó Clara mientras tomaba un sorbo de su limonada.
"Sí, mamá. Me encanta este lugar. ¡Siempre es divertido salir contigo!" - respondió Paula, con una gran sonrisa en su rostro.
Después de cenar, decidieron que era hora de volver a casa. Las nubes se arremolinaban, y una ligera brisa comenzó a soplar. Clara, con la mano de Paula en la suya, se levantó de la mesa, pero justo en ese momento, un desconocido apareció de la nada.
"Permítanme ayudarles, señoras" - dijo el hombre con una voz suave.
Sin que Clara se diera cuenta, el hombre se acercó a Paula y, en un abrir y cerrar de ojos, la llevó lejos, desapareciendo entre las sombras. Clara gritó, pero fue demasiado tarde. Buscó a su alrededor, pero nadie parecía haber visto nada. La noche se volvió fría y oscura.
A partir de ese día, la vida de Clara cambió radicalmente. Pasó días y noches buscando a su hija. Hablaba con cada persona en el pueblo, pero nadie había visto a Paula. Clara sentía que su corazón estaba roto, y la tristeza la envolvía como un manto pesado.
Un día, mientras Clara revisaba las calles de su vecindario, encontró un viejo álbum de fotos de cuando Paula era más pequeña. Llorando, recordó todos los momentos felices que habían compartido. Se detuvo y pensó:
"No puedo dejar que la tristeza me consuma. Paula estaría orgullosa de que intentara seguir adelante. Tengo que hacer algo por ella."
Con determinación, Clara decidió crear un evento comunitario en la plaza del pueblo. Invitó a todos los vecinos y les pidió que compartieran sus fotos, historias y memoria de Paula. Cada persona que vino trajo un pequeño recuerdo, una risa o una anécdota. La plaza, que había sido un lugar triste para Clara, comenzó a llenarse de vida y risas nuevamente.
"¡Miren, este es el primer dibujo que Paula hizo!" - exclamó una amiga de Clara, sosteniendo una colorida caricatura de un sol y una flor.
"Sí, ¡Paula siempre sabía cómo alegrarnos el día!" - añadió otro.
Los recuerdos se unieron como un artesanal rompecabezas. La comunidad empezó a sentir el vacío que Paula había dejado, pero también a celebrar su vida. Clara se dio cuenta de que su hija seguía viva en el corazón de todos. La plaza se llenó de música, cantos y bailes, y Clara decidió hacer de la tradición de los sábados algo permanente.
Cada fin de semana, la comunidad se reunía para compartir historias, comidas, y recordar a Paula, mientras Clara sentía que la tristeza se transformaba poco a poco en amor y esperanza.
Pasaron los años, y un día, mientras Clara coordinaba una nueva actividad en la plaza, un grupo de niños corrió hacia ella.
"¡Mirá, señora! ¡Hemos encontrado una muñeca!" - exclamó uno de ellos, sosteniendo con cuidado un viejo juguete.
"¿De verdad?" - preguntó Clara, sintiendo una chispa de alegría. "¿Qué tiene de especial?"
"Es igual a la que tenía mi amiga Paula, la que siempre jugaba con nosotros" - dijo otro niño.
Clara sintió un nudo en la garganta. "¿Sabés? Tal vez, solo tal vez, ella regrese un día y reconozca todo el amor que le hemos brindado a lo largo de estos años.
Así fue como Clara aprendió que, aunque a veces la vida les arrebate cosas a las personas, el amor que compartían nunca se borraría. Y aunque Paula no estaba físicamente, su espíritu seguía vivo a través de la memoria de todos aquellos que la habían querido.
Y así, la madre y su hija jamás se olvidaron la una de la otra. Cada empanada que compartieron en aquel restaurante y cada recuerdo que se tejió en la plaza del pueblo mantenía la luz de Paula viva en el corazón de la comunidad.
Y así, Clara siguió adelante, siempre sonriendo y recordando que el amor no conoce fronteras y jamás se va del todo.
FIN.