El Reino de la Carcajada



Había una vez en un reino muy lejano, un rey llamado Federico. Federico era conocido por ser un monarca muy serio y formal, siempre preocupado por mantener la compostura y la elegancia en todo momento.

Pero lo que nadie sabía es que detrás de esa fachada de seriedad se escondía un secreto: a Federico le encantaba sacarse la carca.

Un día, mientras paseaba por los jardines del castillo, el rey Federico vio a un grupo de niños jugando y riendo a carcajadas. Se sintió inexplicablemente atraído por esa risa contagiosa y decidió acercarse para ver de qué se trataba. Los niños, al ver al rey acercarse, empezaron a contar chistes y hacer payasadas para hacerlo reír.

Federico no pudo contenerse y estalló en una carcajada tan sonora que resonó en todo el reino. Los niños se sorprendieron al ver al severo rey riendo con tanta alegría y comenzaron a reír también.

Pronto, todos los habitantes del reino se enteraron de lo sucedido y quisieron saber más sobre la faceta desconocida de su monarca. Desde ese día, el rey Federico decidió mostrar su lado más divertido y espontáneo.

Organizaba fiestas donde se contaban chistes, se realizaban concursos de risas y se celebraba la alegría en todas sus formas. El ambiente en el castillo cambió por completo: ya no había lugar para las formalidades excesivas ni las solemnidades aburridas.

Un día, durante una gran celebración en honor al nuevo espíritu del reino, uno de los consejeros del rey comentó:- ¡Majestad! Nunca hubiéramos imaginado que debajo de esa corona tan seria se escondiera un corazón tan alegre.

El rey Federico sonrió ampliamente y respondió:- La risa es el mejor remedio para el alma. A partir de ahora, quiero que nuestro reino sea conocido como "El Reino de la Carca". Quiero ver sonrisas en cada rostro y alegría en cada corazón.

Y así fue como gracias a la valentía del Rey Federico para mostrarse tal como era realmente logró transformar su vida y la de todos sus súbditos.

Desde entonces, en "El Reino de la Carca" reinó la felicidad, la amistad y sobre todo... ¡muchas risas!

FIN.

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