El reino de la lluvia eterna



Había una vez en un reino lejano y mágico llamado el reino de la lluvia eterna, donde nunca cesaba de llover.

Las casas y calles estaban hechas de brillantes cristales de colores, y las plantas crecían tan altas como las montañas. En este reino vivía una niña llamada Luna, que soñaba con ver el sol brillar algún día.

Un día, decidida a cambiar el eterno y húmedo paisaje, Luna emprendió un viaje hacia el centro del reino, donde se decía que estaba la fuente de la lluvia. En su camino, Luna conoció a un hada del arcoíris llamada Iris, que le explicó que la lluvia eterna era necesaria para mantener la magia y la vida en el reino.

Luna, sin embargo, no desistió y siguió adelante. En su travesía, se encontró con un sabio caracol que le enseñó la importancia del equilibrio en la naturaleza y cómo la lluvia y el sol se necesitaban mutuamente para hacer florecer la vida.

Con esta nueva comprensión, Luna regresó al reino y propuso a los habitantes crear hermosos invernaderos para protegerse de la lluvia, permitiendo así que el sol también pudiera brillar sobre ellos.

Pronto, el reino se transformó en un lugar lleno de colores, alegría y variedad, donde tanto la lluvia como el sol convivían en armonía. Luna se convirtió en la guardiana del equilibrio y la armonía en el reino, siendo admirada por todos los habitantes.

FIN.

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