El reino de la meritocracia
Había una vez en el Reino de la Meritocracia, un lugar donde todos eran valorados por sus habilidades y esfuerzos, en lugar de sus conexiones familiares. En este reino, el Rey Luis y la Reina Marta gobernaban con justicia y honradez, siempre buscando el bienestar de sus súbditos. Sin embargo, un día, un malvado consejero llamado Don Nepotismo llegó al reino con un plan terrible. Don Nepotismo convenció al Rey de que otorgar puestos en el gobierno basados en los lazos familiares en lugar del mérito, traería beneficios a corto plazo. Pronto, el reino se sumió en la injusticia y la incompetencia. Los ciudadanos trabajadores y talentosos eran ignorados, mientras que los parientes del Rey obtenían puestos importantes sin tener la preparación necesaria. La desmotivación se apoderó del reino y el progreso se estancó.
Entonces, un día, una valiente niña llamada Valentina decidió hacer algo al respecto. Valentina era conocida por ser muy inteligente y siempre destacarse en todo lo que hacía. Un año, el reino celebraba un gran concurso de conocimientos, donde el ganador se convertiría en el asesor principal del Rey. Valentina se preparó con ahínco y llegó el día del concurso. Con su astucia y dedicación, Valentina ganó el concurso, demostrando que el mérito y el esfuerzo triunfaban sobre el nepotismo. El Rey, impactado por la valentía y habilidades de Valentina, entendió su error y decidió desterrar al malvado Don Nepotismo del reino. A partir de ese día, el Reino de la Meritocracia volvió a ser un lugar donde el talento y la dedicación eran reconocidos y recompensados, y todos los ciudadanos volvieron a tener esperanzas en un futuro mejor.
Moral de la historia: En un reino justo, el mérito y el esfuerzo son los que deben prevalecer. El nepotismo y los favoritismos solo traen injusticia y desigualdad.
FIN.