El Reino de las Palabras Mágicas



Érase una vez, en un mundo lleno de colores y sonidos, un lugar mágico llamado el Reino de las Palabras Mágicas. Allí vivían diferentes familias de palabras que formaban partes muy importantes en cada oración.

La familia de los *sustantivos* era la más grande de todas. Entre ellos se encontraba *Perro*, *Casa*, *Mesa* y *Niño*.

"¡Hola, amigos! ¿Qué les gustaría hacer hoy?" - preguntó alegremente *Perro*.

"Yo quiero jugar a la pelota en la *Casa*, pero necesito que alguien traiga la pelota" - dijo *Niño*.

"Yo puedo ayudar!" - respondió *Mesa*.

Pero, justo en ese momento, llegó la familia de los *verbos*, liderada por *Correr*, *Saltar* y *Jugar*.

"¡Espérense! Necesitamos ayudarles a organizar el juego, yo puedo ``correr``", dijo *Correr*.

"Yo puedo ``saltar`` por encima de la *mesa*!" - agregó *Saltar*, muy emocionado.

Sin embargo, no muy lejos, estaba la familia de los *adjetivos*, que estaba teniendo un gran conflicto. *Bonito*, *Pequeño* y *Alto* estaban discutidos sobre quién de ellos era más importante.

"¡Yo soy el más bonito de todos!" - exclamó *Bonito*.

"¡No! Yo soy el más pequeño y eso me hace especial" - interrumpió *Pequeño*.

"¡Alto! ¡Alto! No hay necesidad de pelear! Todos somos importantes en nuestras propias formas", les dijo *Inteligente*, quien siempre intentaba mediar.

Al mismo tiempo, la familia de los *adverbios*, con *Rápido*, *Lentamente* y *Bien*, escuchaba la pelea.

"Siempre me dicen que voy muy ``rápido`` al hablar. ¿Por qué no pueden ser ``más lentos`` y pensarlo un poco?" - se quejó *Rápido*.

"Solo quiero que todos aprendan a hacer las cosas ``bien``" - añadió *Bien*.

Decididos a no dejar que el conflicto siguiera, todos juntos decidieron llamar a la familia de los *artículos* y las *preposiciones* para ayudarles.

- "¡Familia de los artículos! ¡Familia de las preposiciones! ¡Necesitamos su ayuda!" - gritaron al unísono.

La familia de los *artículos*, con *El*, *La* y *Los*, llegaron rápidamente.

"¿Qué sucede aquí?" - preguntó *La*, mirando a todos con curiosidad.

"Estamos teniendo problemas de quién es más importante y no podemos resolverlo entre nosotros. ¡Nos gustaría saber su opinión!" - dijo *Niño*.

"Todos somos importantes, y cada palabra tiene su papel en las frases. ¡No se olviden de eso!" - explicó *El*, tratando de ser sabio.

La fila de las *preposiciones*, como *En*, *Con* y *Por*, también quiso intervenir:

"Exacto, cada uno tiene un lugar especial en el lenguaje. ¡Debemos apoyarnos unos a otros!" - comentó *En*, con una voz tranquila.

Finalmente, las palabras decidieron trabajar juntas. La familia de los *adjetivos* entendió su importancia, y en lugar de pelear, comenzaron a agregar descripciones a sus palabras.

"¡Juguemos a algo divertido!" propuso *Correr*.

"¡Sí! Pero podemos ser más descriptivos, como correr ``rápidamente`` y brincar sobre las cosas ``altas``!" - añadió *Saltar*.

Así, no solo jugaron en la *Casa*, sino que también hicieron una carrera con palabras. Decidieron que cada uno sería parte de su juego, con objetivos y características. Hasta los *adverbios* y los *adjetivos* se unieron en unidad.

Después de un largo día de risas y juegos, finalmente todos se dieron cuenta de que el trabajo en equipo hace que todo sea más divertido.

"¡Nunca más vamos a pelear!" - prometieron todos juntos.

Desde ese día, el Reino de las Palabras Mágicas se volvió más armonioso. Cada uno aprendió a apreciar y a valorar su papel en el lenguaje, convirtiéndose en amigos inseparables. Y así se vivieron felices y unidos, creando juntos las más bellas historias.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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