El Reino Protegido


Había una vez, en un reino muy lejano, una malvada bruja llamada Rapunzel. Todos en el pueblo temían su presencia, ya que utilizaba su largo cabello para hacer embrujos y hechizos oscuros.

Sin embargo, la madre de Rapunzel, Doña Margarita, pensaba que su hija era buena y no podía ver más allá de sus acciones malvadas. Un día, mientras Rapunzel paseaba por el bosque con su capa negra ondeando al viento, se encontró con una niña llamada Sofía.

La pequeña estaba perdida y asustada, pero Rapunzel en lugar de hacerle daño como solía hacer con los demás, decidió ayudarla a encontrar el camino de regreso a casa.

Sofía quedó sorprendida por la amabilidad de la bruja y le preguntó: "¿Por qué todos te temen si eres tan buena?". Rapunzel suspiró y le contó a Sofía sobre su pasado y cómo había sido tentada por el poder oscuro de la magia.

Desde ese día, decidió usar sus habilidades para hacer el bien en lugar del mal. "¡Vaya! ¡Eres increíble! ¿Puedo ser tu amiga?", exclamó emocionada Sofía. Rapunzel sonrió por primera vez en mucho tiempo y aceptó encantada la amistad de la niña.

Juntas emprendieron aventuras por el bosque ayudando a quienes lo necesitaban con los poderes mágicos de Rapunzel para sanar heridas y proteger a los animales del bosque.

Sin embargo, un día llegaron noticias al reino de que un dragón estaba causando estragos en las tierras cercanas. Sofía y Rapunzel decidieron ir a enfrentarlo para proteger al pueblo.

La batalla fue intensa y peligrosa, pero gracias a la valentía y astucia de ambas lograron derrotar al feroz dragón salvando al reino. El rey del lugar quedó impresionado por el acto heroico de Rapunzel y Sofía.

Decidió honrarlas con una fiesta en su honor donde todos pudieron ver que detrás de la apariencia oscura de la bruja se escondía un corazón noble lleno de bondad. Desde ese día, Rapunzel se convirtió en la guardiana del reino junto a su inseparable amiga Sofía.

Aprendieron juntas que no importa cuál haya sido nuestro pasado o las decisiones equivocadas que hayamos tomado; siempre podemos cambiar y elegir el camino del bien y la luz. Y colorín colorado este cuento ha terminado, enseñándonos que incluso aquellos considerados malvados pueden redimirse si escogen seguir el camino correcto.

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