El Reloj de la Abuela
Era un soleado sábado por la mañana y Sofía, una niña de diez años, se despertó con un curioso sonido. A diferencia de su habitual despertador digital, esta vez era una melodía suave y melancólica que flotaba en el aire. Intrigada, se levantó de la cama y siguió el sonido hasta la pequeña mesa de su abuela en el rincón de su habitación. Allí, un viejo reloj despertador relucía con su dorada carcasa y números romanos.
Sofía recordaba ese reloj. Era de su abuela, una mujer llena de historias y secretos que siempre le hablaba sobre la magia del tiempo. Cuando su abuela falleció, el reloj había quedado guardado, esperando el momento justo para ser redescubierto.
"¿Qué haces aquí, viejo amigo?" - preguntó Sofía, acariciando su superficie.
De repente, el reloj comenzó a moverse y la melodía se hizo más fuerte. Sofía dio un brinco y se quedó petrificada.
"¡Sofía!" - sonó una voz suave y conocida. Era la voz de su abuela, aunque un poco distante.
"¿Abuela?" - dijo Sofía, con una mezcla de asombro y alegría. "¿Eres tú?"
"Sí, querida. He estado dormida dentro de este reloj, pero ahora que me has encontrado, podemos emprender una nueva aventura juntos."
Los ojos de Sofía brillaron de emoción.
"¿Qué tipo de aventura, abuela?"
"Esta melodía tiene el poder de mostrarte momentos del pasado. Ven, te llevaré a recordar algunos de mis días más felices."
Sin pensarlo dos veces, Sofía giró la manecilla del reloj y de repente, el entorno cambió. Se encontró en un hermoso campo lleno de flores, donde una joven abuela jugaba con unos niños. Era el verano de mil novecientos setenta.
"¡Mira, Sofía! Ahí estoy yo, y esos son tus tíos. Fue un día inolvidable."
Sofía observó encantada como su abuela se reía y jugaba bajo el sol, creando lazos que duraron toda la vida. Luego, el reloj giró una vez más y la transportó a una cocina aromática.
"Esta es la receta de las galletitas que tanto amabas. Pasábamos horas haciendo memoria con la masa."
"¡Eran mis favoritas!" - exclamó Sofía, sintiendo su estómago revuelto por el anhelo.
"A veces, compartir una galleta puede ser el mejor regalo entre las personas que amamos."
Sofía sonrió, recordando cuántas veces había hecho galletas con su abuela. Quería ser como ella, siempre rodeada de alegría y creatividad.
Pero de pronto, la melodía del reloj cambió, y las imágenes se desvanecieron. Sofía se sintió triste.
"¿Por qué se va, abuela?"
"Cada viaje tiene su tiempo, Sofía. La vida está hecha de recuerdos hermosos y de momentos que debemos valorar. Siempre estaré contigo, aunque no me veas, porque el amor nunca se apaga."
Justo cuando las lágrimas empezaron a surgir, la abuela le dio una última sonrisa.
"Recuerda lo que aprendiste. Cada vez que escuches esta música, te recordaré y estaré ahí contigo."
Todo a su alrededor giró una última vez, y Sofía se encontró de nuevo en su habitación, con el reloj despertador ahora quieto como antes. Pero en su corazón había un nuevo brillo.
Desde ese día, Sofía decidió honrar la memoria de su abuela de maneras distintas. Empezó a cocinar las recetas que ella le había enseñado, contaba historias a sus amigos sobre su vida y lo que había aprendido de ella.
Además, colocó el reloj en su escritorio, sabiendo que cada vez que escuchara su melodía, podría recordar su amor y sabiduría.
Sofía entendió que, aunque el tiempo haya pasado, los recuerdos y el amor de su abuela siempre estarían con ella, convirtiéndose en la magia que guiaría su vida hacia nuevas aventuras.
FIN.