El Reloj de los Ecos



Era un día gris en el colegio San Martín. Las nubes amenazaban con descargar una tormenta, pero dentro de la escuela, un grupo de amigos estaba ocupándose de otro misterio. Sofía, Lucas y Tomás estaban explorando el viejo sótano del edificio, un lugar casi olvidado por los demás estudiantes.

Mientras revolvían entre cajas llenas de polvo y telarañas, Lucas se topó con una antigua máquina cubierta con una sábana.

"¡Che, miren esto!" - gritó, levantando la sábana con curiosidad.

Sofía, intrigada, se acercó.

"¿Qué es? Parece una máquina de escribir gigante..."

"No, parece más bien... un reloj raro" - dijo Tomás, observando el panel lleno de botones y luces que parpadeaban en un ritmo extraño.

Justo en ese momento, una corriente de aire frío recorrió el sótano. Los chicos se miraron, sintiendo un escalofrío por la espalda.

"¿No sienten que alguien nos está mirando?" - preguntó Sofía, con voz temblorosa.

Lucas sonrió, intentando despejar el miedo.

"Es solo nuestra imaginación. Vamos a ver qué hace esta cosa" - dijo, presionando un botón que brillaba intensamente.

De repente, un torbellino de luz los envolvió, y un instante después, aparecieron en un lugar completamente diferente: un bosque oscuro, plagado de sombras danzantes y ecos extraños.

"¿Dónde estamos?" - preguntó Tomás, asustado.

"No lo sé, pero tal vez deberíamos volver a apretar el botón" - sugirió Sofía, mirando nerviosamente a su alrededor.

Antes de que pudieran hacerlo, un susurro emergió de las sombras.

"No se vayan..." - decía una voz tenue y melancólica.

Los amigos se miraron, confundidos y asustados.

"¿Quién... quién eres?" - preguntó Lucas, tratando de mantener la calma.

De entre los árboles apareció una figura traslúcida, con una mirada triste pero amable.

"Soy Elena, el eco de un pasado perdido. He estado atrapada en este bosque desde hace siglos. Si me ayudan a encontrar mi historia, tal vez puedan regresar a casa" - explicó la figura.

Los chicos, sintiendo una mezcla de compasión y responsabilidad, decidieron ayudar a Elena.

"¿Qué necesitamos hacer?" - preguntó Sofía, con determinación.

"Debemos revivir los momentos que me llevaron a este lugar. Recorreremos mi infancia y descubrirán la verdad" - detalló Elena, señalando un camino entre los árboles.

Los amigos, un poco inseguros pero decididos, siguieron a Elena. Por el sendero, se encontraron con diferentes escenas del pasado; cada una era un fragmento de la vida de Elena: su primera amistad, una traición dolorosa y su viaje trágico hacia el bosque.

"Cada decisión que tomes marca un camino diferente, y algunas pueden llevarte a lugares oscuros" - le recordó Elena a Sofía, mientras contemplaban una escena duradera de tristeza.

Tomás, sintiendo una conexión con la historia de Elena, comentó:

"Así es, debemos aprender del pasado para no repetir los mismos errores".

Mientras avanzaban, las sombras parecían acurrucarse más y más. El bosque tomó un tono sombrío, y los ecos de risas se convirtieron en lamentos. Una tormenta se desató, oscureciendo aún más el ambiente.

"Estamos perdiendo el tiempo, necesitamos encontrarlas" - dijo Lucas angustiado.

Elena les indicó otro camino.

"¡Sigan! ¡Debemos encontrar el recuerdo más importante!" - gritó, atravesando la tormenta de sombras y angustia.

Finalmente, llegaron a un claro iluminado, donde se encontraba un viejo columpio; era un símbolo de felicidad en su infancia. Muy a lo lejos, una imagen de Elena riendo con sus amigos brillaba.

"Este es el momento que debo recordar..." - susurró Elena. Pero de su recuerdo, emergió una sombra oscura, un eco del dolor.

"¡No, no puedes llevarte mi luz!" - gritó Elena, enfrentándose a su propio pasado.

Los amigos, sintiendo que su destino pendía de un hilo, unieron sus fuerzas. Sofía tomó la mano de Elena.

"No estás sola. ¡Juntos podemos vencer el dolor!" - exclamó con valentía.

Tomás y Lucas se unieron a ella, y en ese momento de unidad, los ecos de risas florecieron nuevamente, iluminando el bosque. La sombra oscura comenzó a desvanecerse.

"¡Gracias! ¡He recuperado mi historia!" - dijo Elena, mientras su figura se volvía más clara y luminosa.

En un instante, una luz brillante los envolvió nuevamente. Al abrir los ojos, estaban de vuelta en el sótano de su colegio.

"¿Lo logramos?" - preguntó Lucas, aún con el corazón latiendo fuertemente.

Sofía sonrió, mirando el reloj.

"Sí, y aprendimos algo invaluable: enfrentar el pasado nos ayuda a construir un futuro mejor".

Tomás asintió, "Y siempre es más fácil cuando estamos juntos".

Los amigos se abrazaron, llenos de nuevos propósitos y mundos por descubrir. Sin embargo, el reloj, aún brillando en el sótano, seguía esperando su próximo viaje.

"¿Dónde iremos la próxima vez?" - preguntó Lucas, mientras todos se reían a carcajadas, dejando atrás los ecos de aquel bosque oscuro. La aventura apenas comenzaba.

FIN.

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