El reloj mágico de Deme


Había una vez una niña llamada Deme, que soñaba con viajar al futuro y conocer a los robots. Desde muy pequeña, le fascinaban las historias de máquinas inteligentes y quería descubrir cómo serían en el mundo por venir.

Un día, mientras jugaba en su habitación, Deme encontró un extraño reloj antiguo. Al tomarlo entre sus manos, sintió una energía mágica recorrer su cuerpo.

El reloj comenzó a brillar intensamente y, sin darse cuenta, se vio transportada al futuro. Cuando abrió los ojos, Deme se encontró en una ciudad futurista llena de luces brillantes y edificios altísimos. La emoción la invadió al pensar que finalmente podría cumplir su deseo de conocer a los robots.

Caminando por las calles futuristas, Deme divisó un cartel que anunciaba "Exposición de Robots Inteligentes". Sin perder un segundo, corrió hacia allí con una sonrisa radiante en su rostro.

Al entrar al lugar, quedó boquiabierta ante la cantidad de robots increíbles que había para ver. Había robots limpiadores que mantenían todo impecablemente ordenado; robots cocineros preparando deliciosas comidas; incluso había un robot músico tocando melodías hermosas en el escenario. Deme no sabía cuál elegir primero para hablarle.

Pero entonces vio algo inesperado: un grupo de niños rodeados por unos robots amigables y coloridos. Eran los —"Roboamigos" , unos androides diseñados especialmente para jugar e interactuar con los más pequeños.

Sin pensarlo dos veces, Deme se acercó a ellos y les preguntó si podía unirse a su grupo. Los Roboamigos la recibieron con los brazos abiertos y juntos se embarcaron en una increíble aventura. Durante aquel día, Deme aprendió muchas cosas sobre los robots del futuro.

Descubrió que no solo eran máquinas inteligentes, sino también compañeros leales y divertidos. Los robots enseñaban a los niños sobre el respeto al medio ambiente, la importancia de la amistad y cómo cuidar de uno mismo. Pero la aventura no terminó ahí.

Al caer la noche, cuando todos estaban listos para regresar a sus hogares, un problema inesperado surgió: el reloj mágico de Deme había desaparecido. Sin él, no podría volver al pasado.

Los Roboamigos rápidamente se pusieron en acción para ayudarla a encontrarlo. Juntos buscaron por toda la exposición hasta que finalmente lo encontraron escondido detrás de una vitrina abandonada.

Llena de alegría, Deme tomó el reloj entre sus manos y pronunció las palabras mágicas que le habían enseñado: "Volver al pasado". En un abrir y cerrar de ojos, estaba nuevamente en su habitación. Aunque extrañaba a los maravillosos robots del futuro, Deme sabía que siempre tendría esos recuerdos especiales en su corazón.

Además, ahora entendía mejor el valor de vivir en el presente y aprovechar cada momento. Desde aquel día en adelante, Deme compartió sus experiencias con todos sus amigos e inspiró a otros niños a soñar en grande.

Aprendió que el futuro está lleno de posibilidades y que, con esfuerzo y perseverancia, los sueños pueden hacerse realidad. Y así, Deme siguió explorando el mundo con una sonrisa en su rostro y un brillo especial en sus ojos.

Porque sabía que, sin importar lo que le deparara el futuro, siempre llevaría consigo la magia de aquel día en el que conoció a los robots del mañana.

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