El Reloj Mágico de Tomi



Era una tarde de otoño y Tomi, un niño curioso de diez años, exploraba el desván de su abuela. Entre cajas polvorientas y juguetes olvidados, sus ojos se posaron en un viejo reloj de bolsillo, cubierto de hojas de colores. Al acercarse, notó que el reloj estaba grabado con símbolos extraños y un brillo que parecía invitarlo a tocarlo.

"¿Qué será esto, abuela?" - preguntó Tomi, mostrándole el reloj.

"Ese reloj pertenecía a tu bisabuelo, querido. Dicen que es especial, aunque nunca le presté mucha atención" - respondió la abuela, sonriendo con nostalgia.

Sin pensarlo, Tomi abrió el reloj. En ese instante, un destello de luz lo envolvió y, de repente, se encontró en medio de un bullicioso mercado medieval. La gente vestía trajes de época y el aire olía a pan recién horneado y especias.

"¡Qué locura!" - exclamó Tomi, asombrado.

Un niño de su misma edad lo miró curioso y se acercó.

"¿De dónde vienes? No pareces de aquí", - dijo el niño con una sonrisa amplia.

"Soy de... eh... de muy lejos. ¿Cómo te llamás?" - preguntó Tomi, con un tono divertido.

"¡Soy Luis! Ven, te muestro el mercado" - le ofreció el niño. Mientras recorrían los puestos, Tomi aprendió sobre la vida en la Edad Media, lo dura que era la rutina diaria y cómo la gente se ayudaba entre sí en la comunidad.

Un vendedor de pan se acercó y explicó:

"Los mendigos tienen este pan que me ha sobrado. Necesitan ayuda igual que todos" - Tomi miró a Luis y sintió que la compasión era universal en cualquier época.

De repente, sintió otro destello. El reloj había comenzado a brillar nuevamente. En un susurro de luz, Tomi se vio transportado a una tranquila casa en los años 70.

"¿Qué es esto?", - se preguntó mientras observaba a su mamá de pequeño, jugando en el jardín.

Al ver a su madre riendo, sintió una calidez en el corazón.

"¡Hola, Tomi!" - le dijo su mamá, como si lo hubiese visto por años. "¿Por qué no te unes a nosotros?"

"¡Mami! ¿Sos vos?" - dijo, sin poder creerlo.

"Parece que sí, cariño. Vine a aprender cómo se hace el mundo, como vos" - respondió su madre, con una gran sonrisa. En ese momento, Tomi comprendió que las decisiones de su mamá también habían moldeado su vida.

Tras un lindo momento familiar, sintió que el reloj brillaba de nuevo. Se despidió de su madre con un abrazo fuerte y, cuando parpadeó, ya estaba en su casa. Se dio cuenta de que el reloj estaba a su lado, le había permitido ver su pasado, pero también aprender sobre el valor de la familia y el amor.

Con una sonrisa decidida, Tomi se sentó a contarle todo a su abuela.

"Abuela, ¡el reloj es mágico! Aprende en cada viaje. Debemos cuidarlo" - exclamó, mientras su abuela lo miraba con dulzura.

"Sigue viajando, Tomi. Pero recuerda, cada época tiene su magia y su lección. Nunca dejes de aprender" - le aconsejó, con una sonrisa.

Tomi, emocionado por futuros viajes, sabía que el reloj sería su compañero en la aventura de entender su historia y la de su familia. Con cada viaje, no solo descubriría el pasado, sino que también fortalecería sus lazos con quienes más amaba y aprendería a valorar las pequeñas cosas de su presente.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!