El Reloj Travieso
Amanda era una niña muy organizada a la que le gustaba seguir una rutina diaria. Sin embargo, un día notó que algo raro sucedía: su reloj de pared parecía comportarse de manera extraña. A veces iba extremadamente rápido, y otras veces se volvía tan lento que Amanda apenas podía ver cómo avanzaban las manecillas.
Una mañana, Amanda se despertó con el sonido estridente del despertador, pero al mirar el reloj, se dio cuenta de que las manecillas se movían a toda velocidad. "¡Ay, reloj, por qué no puedes ser constante!" se quejó Amanda. Pero el reloj solo se rió con un tic-tac burlón. Amanda decidió que no dejaría que un reloj travieso arruinara su día, así que se apresuró a levantarse y prepararse para la escuela. Sin embargo, cuando llegó al baño, el reloj había vuelto a su truco: esta vez iba tan lento que parecía congelado. Amanda suspiró y decidió no prestarle más atención.
Mientras se cepillaba los dientes, el reloj volvió a sus travesuras, esta vez girando las manecillas en ambos sentidos, creando una confusión en el tiempo. "¡Ya está bien, reloj!" exclamó Amanda, sintiéndose frustrada. El reloj seguía burlándose con su tic-tac intermitente.
A pesar de las travesuras del reloj, Amanda logró llegar a la escuela a tiempo. Durante el día, se dio cuenta de que su reloj no era el único que estaba fuera de ritmo. Había otros relojes en la escuela que parecían comportarse de la misma manera traviesa. Amanda decidió investigar y descubrió que una tormenta magnética estaba causando estragos en los relojes de la ciudad.
Con esta nueva información en mente, Amanda volvió a su casa decidida a ayudar al reloj travieso. Buscó en internet y encontró formas de resetearlo y ponerlo en hora. Después de un par de intentos, el reloj finalmente volvió a funcionar correctamente.
Contenta de haber arreglado el problema, Amanda se dio cuenta de que, a pesar de las travesuras del reloj, había aprendido a ser paciente y a adaptarse a las circunstancias. A partir de ese día, Amanda miraba a su travieso reloj con cariño, recordando la importancia de ser flexible y tranquilo frente a los desafíos cotidianos.
FIN.