El Resbalón de Dolores



Era un día soleado en la escuela de Dolores, un lugar lleno de risas, juegos y aprendizajes. Dolores era una niña curiosa y aventurera, siempre lista para descubrir cosas nuevas. La maestra había prometido una actividad divertida en el aula, pero antes de comenzar, Dolores sintió que necesitaba ir al baño.

"¡Vamos, Dolores! No te tardes, la clase empieza pronto!" le gritó su amiga Lila.

Dolores asintió y salió disparada por el pasillo. Sin embargo, lo que no sabía era que el conserje estaba limpiando el piso y se había olvidado de colocar una señal de advertencia para indicar que el suelo estaba resbaloso.

El primer paso que dio en el pasillo fue firme, pero al siguiente... ¡Zas! Dolores resbaló y cayó al suelo.

"¡Ay!" exclamó, sorprendida y algo adolorida.

Lila, que había seguido a Dolores, vio todo y corrió hacia ella.

"¡Dolores! ¿Estás bien?" preguntó preocupada.

Dolores se levantó lentamente, un poco sonrojada pero decidida.

"Creo que sí, pero me dolió un poco. ¡Qué tonta! No debería haber corrido tan rápido!".

Justo en ese momento, la maestra llegó para ver qué había pasado.

"¿Qué sucedió aquí?" preguntó con voz calma.

Dolores, un poco nerviosa, explicó: "Me resbalé porque el suelo estaba mojado y no había señal de advertencia."

La maestra asintió, entendiendo que no era culpa de Dolores, sino de la falta de avisos sobre el peligro.

"Resulta que los accidentes pueden pasar, pero es importante aprender a ser precavidos. Debemos siempre estar atentos a los signos que nos avisan de cuidados necesarios, ¿verdad?".

"Sí, maestra. A partir de ahora, prestaré más atención", dijo Dolores, recobrando su confianza.

"Y hay que hablar con el conserje, para que siempre ponga la señal cuando el suelo esté mojado", añadió Lila.

Así fue como Dolores, con la ayuda de sus compañeras y la maestra, decidieron hacer un cartel que se colocara en el aula y en otros lugares de la escuela. El letrero decía: "¡Cuidado! Piso mojado, por favor caminar con precaución".

Los demás alumnos aprendieron sobre la importancia de estar atentos a los peligros en su entorno y a la vez, ayudaron a crear conciencia sobre la seguridad.

Con el tiempo, el cartel se volvió parte de la decoración de la escuela, recordando a todos que la seguridad es una tarea de todos.

"¡Lo logramos!" exclamó Lila con entusiasmo.

"Sí, y aprendimos que siempre hay que comunicarse y cuidarnos unos a otros", agregó Dolores.

A partir de esa experiencia, Dolores se convirtió en una defensora de la seguridad en su escuela, siempre atenta a los peligros y ayudando a sus compañeros a no correr riesgos innecesarios.

Por eso, cuando alguien se olvidaba de tener cuidado, Dolores decía:

"¡Un momento! Recuerden el letrero. ¡Más cuidado!".

Y así, el resbalón de Dolores se transformó en una importante lección para todos, donde aprender se convirtió en una aventura llena de cuidados y descubrimientos.

FIN.

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