El rescate de Copito


Érica Mansana era una niña muy curiosa y amante de los animales. Desde pequeña, soñaba con tener amigos animals y emplumados en su casa. Pero, desafortunadamente, sus padres vivían en un apartamento donde no se permitían mascotas.

Un día, mientras paseaba por el parque, Érica encontró una caja abandonada cerca de un arbusto. Con mucha curiosidad, la abrió y se sorprendió al descubrir que dentro había tres huevos coloridos.

Antes de que pudiera darse cuenta, los huevos comenzaron a moverse y a romperse. De ellos salieron tres adorables criaturas: un conejo blanco como la nieve llamado Copito, un pollito amarillo llamado Pío y un gatito negro llamado Negrito.

Érica quedó encantada con sus nuevos amigos y decidió llevarlos a casa escondidos en su mochila. Al llegar a su departamento, Érica les preparó un lugar acogedor en el baño para que se sintieran cómodos. Les dio agua y comida especial para cada uno de ellos.

Los animalitos estaban felices de haber encontrado una nueva familia. Pero mantener a los animales ocultos no era tarea fácil.

Un día, mientras jugaban en el balcón del departamento, Copito saltó hacia el balcón vecino sin darse cuenta de lo peligroso que era estar tan alto. Érica entró en pánico e intentó buscar ayuda. En ese momento apareció Don Carlos, el vecino amable del departamento contiguo quien siempre tenía dulces para los niños del edificio.

Don Carlos notó la preocupación de Érica y le preguntó qué sucedía. "¡Mi conejito Copito está atrapado en el balcón vecino!", exclamó Érica con lágrimas en los ojos.

Don Carlos, sin dudarlo, saltó al balcón vecino y rescató a Copito sano y salvo. Érica le agradeció emocionada y prometió ser más cuidadosa con sus amigos animales. A partir de ese día, Don Carlos se convirtió en un gran amigo para Érica y sus mascotas.

Les enseñaba cosas sobre la naturaleza, cómo cuidar del medio ambiente y cómo tratar adecuadamente a los animales. Un día, mientras paseaban por el parque junto a Don Carlos, vieron un cartel que anunciaba una exhibición de animales exóticos.

A Érica se le iluminaron los ojos de emoción al leerlo. "¿Puedo llevar a Copito, Pío y Negrito?", preguntó ansiosa. "Por supuesto", respondió Don Carlos sonriendo. En la exhibición, Érica aprendió sobre diferentes especies de animales de todo el mundo.

También descubrió la importancia de protegerlos y cuidar su hábitat natural. Al finalizar la exhibición, todos regresaron al departamento de Érica felices y llenos de conocimientos nuevos.

La pequeña comprendió que aunque no pudiera tener mascotas en casa, siempre podría aprender sobre ellos e incluso ayudarlos desde afuera. Así fue como Érica Mansana se convirtió en una defensora apasionada de los animales.

Comenzó a colaborar con organizaciones que protegían su bienestar y educaba a otros niños sobre la importancia del respeto y cuidado hacia ellos. Y aunque Érica nunca pudo tener mascotas en su casa, siempre recordaría a Copito, Pío y Negrito como sus primeros amigos animales.

Juntos demostraron que no hace falta tenerlos cerca para amarlos y protegerlos.

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