El rescate de Elio, el dragón rimador


Había una vez un pequeño dragón llamado Elio, que vivía en un bosque mágico. A diferencia de otros dragones, Elio tenía una habilidad única: hablaba en rimas.

Cada palabra que decía salía de su boca con una melodía especial. Elio era muy querido por todos los animales del bosque. Los pájaros se reunían a su alrededor para escuchar sus rimas, y las ardillas saltaban de árbol en árbol emocionadas por sus palabras musicalizadas.

Un día, mientras volaba sobre el bosque, Elio vio a un zorro triste sentado bajo un árbol.

Se acercó volando y le preguntó:-¿Por qué tienes esa mirada tan apagada? ¿Qué te ha ocurrido? El zorro levantó la cabeza y respondió con tristeza:-Estoy cansado de ser siempre el mismo color gris. Me gustaría tener colores brillantes como los pájaros o las mariposas. Elio pensó durante unos segundos y luego dijo con entusiasmo:-No te preocupes, amigo zorro.

Yo puedo ayudarte a darle color a tu vida mediante mis rimas mágicas. El dragón comenzó a cantar una rima especial para el zorro y poco a poco su pelaje gris comenzó a transformarse en tonos vibrantes de rojo, amarillo y azul.

El zorro se levantó emocionado al ver su nueva apariencia multicolor y exclamó:-¡Wow! ¡Gracias, Elio! Ahora me siento más vivo que nunca. A partir de ese momento, el zorro se convirtió en el animal más llamativo del bosque.

Todos los demás animales quedaron maravillados con su nueva apariencia y se acercaban a él para escuchar las rimas de Elio. Pero un día, mientras el zorro disfrutaba de su nueva vida, apareció una malvada bruja llamada Malicia.

La bruja estaba enfadada porque creía que solo ella debía tener poderes mágicos en el bosque. Malicia decidió atrapar a Elio para robarle sus habilidades y así ser la única con poderes mágicos.

Usando su magia oscura, la bruja lanzó un hechizo sobre el dragón y lo encerró en una jaula de cristal. El zorro, al ver lo que había ocurrido, corrió hacia la jaula para ayudar a su amigo.

Pero cada vez que intentaba hablar o cantar algo, sus palabras salían desordenadas y sin rima. -¡Elio! ¡Amigo mío! No puedo ayudarte como tú me ayudaste a mí -dijo el zorro con tristeza-. Sin tus rimas no tengo ningún poder especial.

Elio sonrió desde dentro de la jaula y le respondió:-No te preocupes, querido amigo. Tú ya tienes algo muy especial: la valentía y el amor por tus amigos. Juntos encontraremos una solución. El zorro sabía que tenía razón.

Reunió a todos los animales del bosque y les explicó lo que había ocurrido. Juntos idearon un plan para enfrentarse a Malicia y rescatar a Elio. Cuando llegaron ante la malvada bruja, todos los animales comenzaron a hacer ruidos fuertes e ininteligibles para distraerla.

Mientras tanto, el zorro se acercó sigilosamente a la jaula y con sus garras logró romper el cristal liberando a Elio. El dragón volvió a hablar en rimas y lanzó un hechizo que hizo desaparecer a Malicia del bosque para siempre.

Desde aquel día, Elio y el zorro se convirtieron en los mejores amigos. Juntos siguieron alegrando al bosque con sus rimas y ayudando a todos los animales que necesitaban una mano amiga.

Y así, gracias al poder de la amistad y la valentía, Elio demostró que no importa si hablas en rimas o no, lo importante es cómo utilizas tus habilidades para hacer del mundo un lugar mejor.

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