El rescate de la alegría perdida
Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, llamado Pueblo Alegre, donde todos sus habitantes vivían felices y contentos.
En este lugar mágico, existían criaturas especiales conocidas como los —"Alegrotes" , seres llenos de alegría y energía que ayudaban a mantener la felicidad en el pueblo. Un día, uno de los Alegrotes más queridos y respetados llamado Luminoso desapareció sin dejar rastro. El pueblo entero se sumió en la tristeza y la preocupación.
Los niños ya no reían ni jugaban como antes; las calles estaban vacías y todo parecía gris. Los líderes del pueblo decidieron convocar a una reunión para buscar una solución al problema.
Allí estaban presentes el Alcalde, Don Felizón, los padres de Luminoso y algunos otros Alegrotes que aún quedaban en el lugar. "¡Tenemos que encontrar a Luminoso! ¡No podemos permitir que nuestra alegría desaparezca!"- exclamó Don Felizón con determinación. Todos asintieron con tristeza pero también con esperanza en sus rostros.
Sabían que debían hacer algo pronto para traer de vuelta la felicidad a su amado pueblo.
Decidieron organizar un grupo de búsqueda para recorrer cada rincón del bosque cercano al pueblo, ya que era allí donde Luminoso solía pasar mucho tiempo explorando nuevas formas de alegrar a las personas.
El grupo estaba formado por Pepita, una niña valiente y curiosa; Mateo, un chico inteligente y observador; Anita, una Alegrote llena de energía y vitalidad; y Don Felizón, quien a pesar de ser mayor, aún conservaba su espíritu joven y optimista. Durante días, el grupo buscó incansablemente por todo el bosque. Revisaron cada árbol, arbusto y cueva en busca de alguna pista que los condujera a Luminoso.
Pero parecía que el Alegrote se había esfumado por completo. Un día, mientras caminaban por un sendero rodeado de flores coloridas, Pepita notó algo brillante entre los pétalos. Se acercó cuidadosamente y descubrió que era una pequeña nota escrita por Luminoso.
"¡Chicos! ¡He encontrado una nota de Luminoso!"- exclamó emocionada Pepita. El grupo se reunió alrededor de Pepita para leer la nota juntos. Decía lo siguiente: "Queridos amigos, estoy bien pero me encuentro atrapado en una cueva oscura.
Necesito su ayuda para salir". Sin perder tiempo, el grupo siguió las indicaciones de la nota hasta llegar a una cueva profunda.
Anita utilizó su energía para iluminar el camino mientras Mateo usaba su inteligencia para encontrar la mejor salida. Finalmente encontraron a Luminoso en lo más profundo de la cueva. Estaba débil y triste debido a la falta de luz y alegría que tanto necesitaba para vivir.
"Luminoso, ¡te encontramos! ¡Estás seguro ahora!"- dijo Pepita emocionada mientras abrazaba al Alegrote con cariño. Con lágrimas en los ojos pero sonrisas en sus rostros, el grupo llevó a Luminoso de regreso al pueblo.
Allí, los habitantes se reunieron para darle la bienvenida con una gran fiesta llena de música, baile y risas. Desde ese día, Pueblo Alegre volvió a ser el lugar lleno de felicidad y alegría que siempre había sido.
Los niños volvieron a reír y jugar, las calles se llenaron de colores y los Alegrotes recuperaron su energía vital. Luminoso se convirtió en un héroe para todos en Pueblo Alegre. Su historia recordaba a todos la importancia de valorar la alegría y mantenerla viva en sus corazones.
Y así, gracias a su valentía y determinación, Pepita, Mateo, Anita y Don Felizón demostraron que juntos pueden superar cualquier obstáculo y traer felicidad incluso en los momentos más oscuros.
FIN.