El rescate de la ardilla gigante
Había una vez una niña llamada Mariela que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas y bosques. Ella tenía un perro llamado Chispita, quien era su mejor amigo y compañero de aventuras.
Un día, mientras paseaban por el bosque, Chispita desapareció repentinamente. Mariela buscó por todas partes pero no pudo encontrarlo. De repente, escuchó unos extraños ruidos provenientes de una cueva cercana.
Asustada pero valiente, Mariela decidió investigar la cueva para ver si encontraba a su querido perro. Al entrar en la cueva se encontró con un monstruo gigante que parecía estar vigilando algo. "¿Qué haces aquí?" - preguntó el monstruo con voz grave y amenazadora.
"Estoy buscando a mi perro" - respondió Mariela temblando. "Tu perro está aquí conmigo" - dijo el monstruo mostrándole a Chispita detrás de él. Mariela se dio cuenta de que tendría que ser muy astuta para rescatar a su perro del monstruo.
Comenzó a hablarle al monstruo sobre lo importante que era tener amigos leales y cómo ella amaba mucho a su mascota.
El monstruo comenzó a sentirse incómodo con las palabras amorosas de Mariela y decidió liberar al perro como muestra de buena voluntad. Pero justo cuando iba a hacerlo, otro animal entró corriendo en la cueva asustado: ¡era una ardilla gigante! La ardilla había sido atrapada por cazadores furtivos quienes intentaban venderla como mascota exótica en el mercado negro.
Mariela y Chispita se dieron cuenta de que debían ayudar a la ardilla, así que idearon un plan para distraer al monstruo mientras ellos liberaban a la ardilla. El plan funcionó y lograron liberar a la ardilla gigante.
Todos juntos salieron de la cueva y regresaron al pueblo donde fueron recibidos como héroes por los habitantes. Mariela aprendió una valiosa lección sobre el valor de la amistad y lo importante que es ser astuto en situaciones difíciles.
Chispita, por su parte, nunca más volvió a escaparse durante sus aventuras en el bosque.
FIN.